I Wanna Dance With Somebody, el biopic de la vida de Whitney Houston, se estrena hoy y nosotros ya hemos podido visionarla. A lo largo de dos horas y media de metraje, hemos podido recorrer desde las etapas más jóvenes de la cantante hasta su prematura muerte haciendo pausa en los hitos más importantes de la que es considerada como La Voz. Siguiendo la línea de otras películas como Bohemian Rhapsody, la estela de la vocalista más premiada hasta el momento no deja indiferente. Sin embargo, ¿está a la altura? Os lo cuento en la siguiente crítica.
Whitney Houston y su biopic: crítica de I Wanna Dance With Somebody
De la mano de Sony Pictures nos llega esta producción dirigida por Kasi Lemmons, con guión de Anthony McCarten y protagonizada por Naomi Ackie. A esta última la conocemos por su papel de Bonnie en The End of the Fucking World y por tener un pequeño papel en Star Wars IX – El Ascenso de Skywalker.
A rasgos generales me ha parecido una película que está bien, tal vez algo alargada pero que consigue mantener tu interés, aunque no seas especialmente fan de Whitney Houston. Sabe ser emotiva en los momentos en los que debe hacerlo y presenta una visión un tanto distanciada de la acción para no caer en el dramatismo innecesario. Elementos como el abuso de drogas o la fatídica relación con el rapero Bobby Brown son representados de la forma más objetiva posible sin crear una figura vulnerable en torno a la cantante.
Un ritmo irregular
Pese a ser tan larga, el ritmo de la acción es bastante acelerado saltando de un hito a otro en ocasiones con demasiado rapidez. Sin embargo, el principio, los años de juventud de Whitney Houston, se hace demasiado hincapié en sus relaciones personajes; relaciones que terminan con un desenlace atropellado chocando bastante estas dos velocidades. Con todo ello, este inicio de la acción recuerda bastante a la forma en la que se presenta a Freddy Mercury en su película con una pinza de guión entre principio y final. Por contra, y a título personal, no he podido evitar sentir cierta desconexión en algunos de los puntos de la historia viendo cómo se pasaban por ellos de forma muy superficial.
Por supuesto, uno de los mejores apartados es el sonoro. Los grandes temas de la cantante están presentes pudiendo ver en algunos casos el proceso de creación de todo estos y, por supuesto, la voz es muy parecida, aunque podamos oír a la original. En el caso de Naomi Ackie, creo que efectúa una más que decente interpretación, aunque la caracterización de los personajes no me ha acabado de convencer. Mi principal problema con esto es el tema del envejecimiento encontrando personajes prácticamente igual de conservados aunque hayan pasado décadas y décadas. Personalidades como la madre de Whitney Houston, o ella misma, parecen haber hecho un pacto con el diablo para no envejecer.
En cuanto a la representación, contar con un material audiovisual disponible permite que la película recree detalles desde el vestuario, hasta una copia de las actuaciones televisadas de la artista. De hecho, incluso parte del material original se ha añadido a la obra para darle más sensación de realismo. El personaje de Stanley Tucci, Clive Davis, es uno de los más reseñables, así como la de Tamara Tunie, madre de la cantante. Y a modo de curiosidad, el verdadero Clive David aparece en forma de cameo en la película.
¿Merece la pena la vida de Whitney Houston?
Por lo tanto, en líneas generales, la película cumple siendo un bonito homenaje para la Whitney Houston y para los seguidores de ella. Cabe destacar también la representación de Bobbi Christina Brown, hija de la artista y también fallecida a mano de las drogas. Así pues, este metraje es apto tanto para aquellos que han seguido su trayectoria como para los que no la conocen encontrando una historia llena de superación y de realidad. Seguramente, gracias a ella muchas personas se interesen de nuevo por la obra de la cantante. No es vano, es una de las mejores cantantes de su generación y de la historia y no debe ser olvidada.