NADIR ANÁLISIS PARA NINTENDO SWITCH
Hoy en día es a veces complicado encontrar entre ese sinfín de videojuegos y más videojuegos que podemos hallar en las bibliotecas digitales de las compañías. Infinidad de títulos que en cierta manera parecen no tener un final que sin embargo lo que más duele es ver tanto «clon» de franquicias de renombre.
Es por ello que en ocasiones se nos concede el privilegio de disfrutar de obras un tanto distintas, que apuestan por sorprender al jugador aún a riesgo de cometer fallos. Esto es precisamente lo que busca nuestro protagonista en el día, acompañadme en el análisis de una nueva aventura para Nintendo Switch, Nadir.
Lo primero de todo realmente es descubrir qué es realmente Nadir y qué lo hace tan especial del resto y es precisamente su atrevida propuesta ya que se trata de un roguelike con un característico sistema de combate a través de enfrentamientos con un mazo de cartas que iremos compilando todo nuestro arsenal conforme avancemos de fases y derrotemos a los enemigos.
Y es aquí donde nos encontramos una forma bastante llamativa no solo de combatir sino también de plantearnos la trama del título a través de diferentes historias que acabaran conformando un bonito cuadro al que mirar de vez en cuando con un recuerdo extraño, nostálgico en ocasiones pero que en resumidas cuentas nos deja un grato recuerdo de esta experiencia.
Así sucede precisamente con su sistema de combate y si bien es cierto que no acaba de convencerme del todo ciertos aspectos ni mecánicas core que propone desde un principio así como el planteamiento inicial un tanto mejorable de su tutorial, Nadir se compone como una experiencia familiar a la vez que rompedora dentro del género. Todos los combates son interesantes, desafiantes y en cualquier despiste puedes volver a donde empezaste, haciendo de esta obra una aventura impredecible y divertida a partes iguales.
Precisamente su sistema de combate a través de cartas es el mayor valor del videojuego y aunque si que es verdad que en ocasiones sobre todo conforme avanza la aventura, se le empiezan a ver un poco las costuras, la experiencia es tan fresca y divertida que hace que lo pasemos por alto. Un método de combate basado en un acción-reacción que en función de un sistema de dualidad de colores (Azul-rojo), activaremos una consecuencia directa que hará que pueda afectar a nuestro protagonista o al enemigo hasta que por un lado o por otro reduzcamos la vida de una de las dos partes a cero.
Sin embargo, desde el principio de la aventura son patentes las mayores carencias del videojuego y estas pertenecen a su apartado gráfico. Si que es verdad que ya desde la pantalla de inicio se nos apunta que el estudio está trabajando fervientemente en la resolución de los mismos. Aunque a día de hoy la realidad es la que es y los problemas son notables así como algunos bugs en cuanto a los textos y la disposición de los mismos en pantalla, las zonas relacionadas con la interfaz son las que más sufren problemas del estilo. Por lo que realmente el videojuego es consciente de sus deficiencias y lo que importa del producto, que es su jugabilidad, funciona a la perfección.
En conclusión, Nadir se concibe como un videojuego experimental en el buen sentido de la palabra. Contamos con una aventura que arriesga y que propone una fórmula altamente «adictiva» a través de un sistema roguelike nunca antes visto hasta la fecha. Si el jugador consigue comprender los fallos del apartado gráfico, se encontrará con una propuesta excelente y con una propuesta de valor altamente satisfactoria.
