ANÁLISIS ATOMFALL
Los creadores de la saga Sniper Elite dan un fuerte golpe en la mesa con una nueva IP dispuesta a abrirse camino en un mercado cada vez más saturado. Y es que si hay algo que los fans de la saga Fallout deseamos, es más. Por suerte ahora contamos con Atomfall, una nueva aventura basado en un desastre nuclear que parte de la base de estar basado en hechos reales.
Y es que el incidente de Windscale no es tan conocido como Chernobyl, aunque el pueblo británico bien lo recordará. Por suerte, este caso si fue controlado a tiempo, y 70 años más tarde del incidente, al fin se ha rememorado en un videojuego.
Al igual que a la saga de Bethesda, no le falta humor, elementos de supervivencia y una importante toma de decisiones. ¿Pero tiene todo lo necesario para ser el digno sucesor de esta importante franquicia? te lo contamos.
El accidente de Windscale y el mundo abierto que nos dejó | Análisis Atomfall
El juego está ambientado en una ucronía sobre el accidente nuclear de Windscale de 1957, que en esta versión desató una catástrofe global. La historia comienza con un protagonista amnésico que debe descubrir qué sucedió, mientras se enfrenta a un mundo peligroso y desolado, sin una guía clara, lo que fomenta la curiosidad del jugador.
Y es que desde el comienzo contaremos con mucha libertad en todos los sentidos de la palabra, lo que implica también «libertad» para aprender. Aunque si recibimos algunos compases sobre como movernos, el juego quiere que aprendamos a sobrevivir solos, lo que lo aleja por completo de ser una experiencia guiada.
Por supuesto, contamos con un buen sistema de misiones que nos ayuda a saber por donde continuar. Pero la sensación de libertad y de como podemos influir en el mundo del juego está latente desde el principio, lo cual lo hace muy apetecible a la exploración.
Toma tus propias decisiones, pero piénsalo bien
La falta de accesibilidad del juego en este sentido no acaba con la carencia de guías, y es que los mismos personajes que encontraremos a lo largo de la historia, parecen guardar sus propios secretos. De este modo, la sensación de que algo malo nos va a pasar, nos invita a actuar con más cautela.
Aunque el juego nos deja unos preciosos entornos de mundo semiabierto, la sensación de peligro también es latente. El acabado gráfico es tan precioso como la sensación de que cualquier cosa nos puede pasar mientras avanzamos. El título se desarrolla en un mundo post-apocalíptico, después de un desastre nuclear global, que ha dejado la tierra desolada. La ambientación está marcada por paisajes devastados, ruinas y una naturaleza que intenta recuperar lo que alguna vez fue suyo.
Los escenarios son, en su mayoría, abiertos y vastos, permitiendo al jugador explorar a su propio ritmo. A medida que avanzas en la historia, puedes atravesar áreas de distintos estilos y características, como bosques irradiados, pueblos abandonados, instalaciones militares en ruinas y zonas industriales donde la radiación lo ha alterado todo. Cada ubicación está cuidadosamente diseñada para transmitir la sensación de desolación, con edificios derrumbados, vehículos oxidados y una fauna y flora mutada.
La interacción con el entorno es esencial, ya que los recursos para la supervivencia deben buscarse y aprovecharse bien dentro de cada zona.
Mecánicas de combate menos innovadoras pero manteniendo la libertad
Pese a que la forma en la que podemos interaccionar con el mundo del juego es muy atrayente, quizás nos hemos sentido más limitados en cuanto a los combates. Estos se centran en lo visto en cualquier otro título de supervivencia, como la gestión de munición o curaciones.
Sin embargo, a la hora de combatir podemos decidir como afrontarlo. Cuerpo a cuerpo, armas de fuego, mecánicas de sigilo, no prescinde de nada, pese a no contar con una profundidad tan alta como en anterioridad.
Como detalle, nos ha llamado mucho la atención que pese a la libertad de exploración, hay zonas en las que los enemigos van armados hasta los dientes y por tanto, es mejor evitar. Sin embargo, dado que empezamos prácticamente desnudos, el juego nos invita a progresar e ir descubriendo poco a poco todo lo que podemos conseguir. De este modo, la sensación de progresión está muy marcada, y lo hace aún más disfrutable.
En cuanto a novedades, contamos con un sistema de latidos, algunas acciones como correr durante mucho tiempo o atacar muy seguido, aumentará exageradamente nuestro ritmo cardiaco. Esto actúa de limitante, por lo que debemos esperar a que estas desciendan para poder seguir actuando con contundencia. Sin duda, nos ha parecido un buen añadido al término de la supervivencia y un factor más sobre el que debemos estar atentos, un acierto.
La belleza de sus entornos y su atmósfera, uno de sus elementos más característicos
El apartado audiovisual de Atomfall presenta una atmósfera impresionante, pero no está exento de altibajos. Visualmente, el juego destaca por sus escenarios detallados y la representación de un mundo post-apocalíptico, con paisajes desolados y ruinas que capturan la esencia de la destrucción nuclear.
La iluminación y los efectos ambientales, como la radiación, contribuyen a una atmósfera sombría y tensa. Sin embargo, algunos detalles gráficos, como las animaciones de los personajes o los modelados de ciertos objetos, pueden parecer algo simplistas y anticuados, restando inmersión en ocasiones.
En cuanto al sonido, la banda sonora ayuda a reforzar la tensión, con música ambiental que acompaña bien la exploración y el combate. Los efectos sonoros también cumplen su función, especialmente en los momentos de acción. No obstante, en algunas situaciones, la repetición de ciertos sonidos o la falta de una mayor variedad de diálogos pueden sentirse monótonos.
Además de su atmósfera postapocalítica, los desarrolladores han buscado por todo lo posible captar también la esencia inglesa, tanto en los escenarios como la personalidad y los diseños de los NPC, muy atrayente.
Por último, comentaros que contamos con varios modos de dificultad, por lo que aunque en algunos aspectos puede resultar abrumador, la curva de aprendizaje se puede suavizar.
Conclusiones finales | Análisis Atomfall
Atomfall es una propuesta interesante dentro del género de supervivencia post-apocalíptica, que destaca por su enfoque en la libertad de exploración y la gestión de recursos. Aunque el juego se inspira en títulos como Fallout, aporta su propio toque al basarse en un hecho real como el accidente de Windscale, creando una atmósfera única. La sensación de peligro constante y la necesidad de tomar decisiones bien pensadas a lo largo de la aventura son elementos clave que mantienen al jugador inmerso.
A nivel visual, el juego logra transmitir eficazmente la devastación de su mundo con paisajes desolados y efectos ambientales que refuerzan la tensión. Sin embargo, los gráficos en algunos aspectos, como las animaciones y los modelados de personajes, pueden sentirse algo anticuados.
El sistema de combate, aunque ofrece libertad en las elecciones tácticas, no innova demasiado en comparación con otros títulos del género. A pesar de esto, la incorporación de mecánicas como el sistema de latidos, que limita la capacidad del jugador en función del esfuerzo físico, añade un toque de realismo y desafío.
En resumen, Atomfall tiene mucho potencial, con un fuerte énfasis en la exploración y la supervivencia, pero aún le falta algo de profundidad en algunas mecánicas, especialmente en el combate y la variedad de sonidos. Aun así, su atmósfera única y su propuesta narrativa son puntos positivos que pueden atraer a los fans del género y de juegos como Fallout.
Lo que más nos ha gustado:
- Su mundo semiabierto resulta muy absorbente.
- Aporta mecánicas nuevas al género muy interesantes.
- Divertido de aprender y progresar
Lo que menos nos ha gustado:
- El gameplay no resulta tan innovador.
- Algunos jugadores pueden llegar a sentirse perdidos en su mundo.