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Análisis de Going Under

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Going Under ha llegado a PS4 para satisfacer a todos los amantes de los roguelite. Os esperan en él mazmorras, humor y una marcada crítica social para cumplir las exigencias de los amantes del género.

Going Under, un juego procedural 

Tal como afirma el título, Going Under es un juego de mazmorras procedural, algo que agradará a aquellos que busquen una larga duración o que aborrezcan los niveles repetitivos. Las posibilidades de juego en Going Under son infinitas gracias a su sistema procedural, que hará que no veamos dos mazmorras iguales.

Hacia las profundidades del mundo empresarial 

Jackie es la protagonista de Going Under. Tras finalizar sus estudios y ejercer de becaria, decide lanzarse al siempre competitivo mundo empresarial para encontrar un empleo primerizo en Cubicle, una empresa de la ciudad ficticia de Neo-Cascadia.
Jackie empezará en el departamento de marketing  de Bebidas Fizzle, que pertenece a a Cubicle, aunque no es la única empresa que domina esta gran corporación, pues veremos otras en el juego también bajo control y dirección de Cubicle.
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La tarea de Jackie será la de explorar las empresas menores que posee Cubicle. Aquí es donde aparecen las mazmorras, en las ruinas de estas corporaciones. Su objetivo es recuperar reliquias protegidas por los jefes, aunque antes habremos de abrirnos paso entre todo tipo de enemigos y trampas. Los escenarios son enormemente interactivos, algo que suma enteros a su acertado diseño.
Puede que no os intimide su planteamiento por sencillo, pero ya os avisamos que no va a ser un paseo por el parque. Habrá que derrotar a los jefes finales sin morir antes en las mazmorras, pues la muerte supone el reinicio absoluto del nivel. Así, Going Under requiere concentración para jugarlo, aunque también peca de caer, en contadas ocasiones, en el fatigoso método de ensayo y error.
No obstante, el juego no es tan desagradecido como parece, ya que contaremos con habilidades y objetos que podremos conseguir a lo largo de los niveles para superar todos los retos a nuestro paso, objetos que van desde armas a curaciones o potenciadores. A ello debemos sumarle la inestimable ayuda de nuestros compañeros de trabajo, que nos enseñarán valiosas técnicas para no fracasar.

A nivel jugable, Going Under es bastante similar a otros roguelite, aunque tiene una personalidad arrolladora. En el siguiente apartado desgranaremos los motivos que vuelven especial a Going Under.

Jackie Fiasco, un pez en un mar de tiburones

El aspecto que convierte a Going Under en especial no es su sistema procedural de niveles, ni su jugabilidad, tampoco su colorido apartado gráfico, sino que es su crítico argumento el que lo consigue. Jackie no es más que una empleada en el gran entramado empresarial de Cubicle. Es esta posición de inferioridad la que sirve como base para la narrativa.

No faltan las interacciones con otros empleados, que nos prestarán su ayuda para completar los niveles, ni tampoco las subidas de tono de los jefes de Jackie. En estas interacciones, el juego, valientemente, decide mojarse y posicionarse del lado de los trabajadores para denunciar, con humor, sorna y cierta mala saña, el maltrato que sufren. Es esta valentía la que convierte a Going Under en un juego digno de mención. Aún sin estar dentro del mercado laboral (como ocurre los estudiantes, por ejemplo), seguro que sois capaces de disfrutar de una mordaz crítica al mundo de los negocios y su funcionamiento. El capitalismo más abusivo, competitivo y agresivo es aquí juzgado y sentenciado, con toda la carga social que ello implica. Muchos de los mitos que lo embellecen son objeto de burla. Going Under es un juego que, pese a lo que pueda parecer, tiene un gran sentido del humor.
A título personal, he de decir que me ha sorprendido gratamente el mensaje y los temas, explícitos e implícitos, de Going Under. Es de agradecer que la industria del videojuego evolucione hacia obras más complejas y, por qué no decirlo, polémicas, en cierto sentido. Going Under es un paso más en esta dirección.

Apartado gráfico y sonoro 

Es otro de sus puntos fuertes. Sus gráficos son muy coloridos y vistosos, algo que encaja a la perfección con el tono y género del juego. Las animaciones son graciosas y funcionan a la perfección. Su estilo artístico es también muy visual, contando incluso con cinemáticas en 2D, que se dan cuando interactuamos con otros personajes. Aún con ello, tiene algunos pequeños bugs gráficos, muy escasos, aunque no empañan este apartado y serán corregidos pronto.
Respecto al sonido, la verdad es que sorprende su banda sonora, que ameniza la exploración en las mazmorras. Es más que cumplidora e incluso se anima con temas de Jazz. Los efectos de sonido, entre los que se incluyen los diálogos, los ataques de los enemigos o las distintas habilidades, también son bastante buenos.

A decir verdad, el apartado técnico de Going Under sorprende porque es mejor de lo que cabría esperar en un juego de estas características. Aún sin llegar al nivel de obra maestra en este aspecto, no es nada desdeñable.

Conclusión

Going Under es un excelente roguelite. Con una personalidad arrolladora, un sistema de mazmorras procedural y una enorme presencia de crítica social, aderezada con un humor sagaz e irónico, consigue ganarse al jugador. Si sois fans del género, es una compra obligada.
 
 
 
 

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