Hay momentos en la vida en los que los jugadores buscamos un espacio de calma, curiosamente nos encerramos en un mundo idílico de emociones que nos transportan a universos alternativos convirtiéndonos en individuos diferentes. Esto nos dirige a un estado de «diversas alteraciones», transmitidas de manera simple y espontánea por los neurotransmisores, gracias a los millones de imágenes formadas por tantos pixeles como ocupan el tamaño de nuestra pantalla.
Aquí es donde nuestros ojos buscan la «perfección», sin embargo, hemos aprendido que «aquello que resulta imperfecto en todos sus ámbitos conlleva en sí mismo una especie de perfección«, percibida por los diversos gustos que el jugador adquiere en base a sus experiencias pasadas.
Hoy es cuando nos toca hablar de Ion Driver, un juego de carreras con naves espaciales, creado por Moon Whale Studio con el apoyo de PlayStation Talents y desarrollado en el Games Camp de Málaga situado en la Fábrica del Videojuego de EVAD, una Escuela Superior de Videojuegos y Arte Digital.
Una propuesta interesante
Ion Driver nos propone una odisea muy similar a otros títulos como los conocidos Wipeout, Killer Loop o incluso Firebugs, un juego publicado por Sony para Playstation 1 del que perfectamente se podría decir que extrae una idea de su estética anime, aunque con un toque más personal y adaptado a la obra que Moon whale Studio nos ha querido presentar.
Su modo de juego se limita a un sencillo pero atractivo diseño adornado por un menú que nos permite escoger entre las opciones; «single player«, «multiplayer«, «learn to play» y «credits«, y tampoco necesita nada más, dado a que nos referimos a un título centrado en ofrecer una sensación continuada de máxima velocidad.
Hay que destacar que la opción multijugador permite hasta 4 jugadores solo en modo local, un punto atractivo desde nuestro punto de vista, dado que reboza el olor nostálgico de los primero clásicos de carreras mencionados anteriormente. Por otro lado, la elección de personajes abunda en variedad conjuntamente con una serie de características y diseños únicos en cuanto a personajes y sus naves, que deleitaran a las preferencias más exigentes de los jugadores adictos a este género, ofreciéndole un más que justificado y diverso abanico de posibilidades.
En busca del frenesí
A veces olvidamos que la creación de un videojuego no es una tarea precisamente sencilla, los jugadores nos sentamos en frente del televisor y comprobamos milimétricamente los errores que contiene. Quizás nos dejamos llevar por el ansia viva de querer devorar algo que consideraríamos «perfecto», y que sin embargo, no alcanza nuestra satisfacción.
Nuestra primera impresión de Ion Driver fue altamente buena, no os hablamos de un título que precisamente muestre innovación, dada la ya nombrada existencia de otros títulos que nos han querido absorber dentro de esa sensación de rapidez, pero en el momento en el que pisamos su «campo de juego» comenzamos a sentir que algo no va bien.
Hay momentos en los que la alta velocidad se vuelve un inconveniente, la nave puede llegar a atravesar literalmente los escenarios en contados momentos, y en otros, cuando chocamos con el borde de la calzada o esquinas inmediatamente el juego apenas deja tiempo para que manualmente nosotros recoloquemos la nave de nuevo en la dirección correcta, haciéndolo de manera autónoma.
Esto hecho se debe quizás a los conocidos como «colliders» que delimitan el espacio de choque de la nave con otros objetos e indica a ese objeto que hacer en el momento de colisión o sobrepaso de dicha línea. No obstante, en cuanto tienes un mejor control del manejo de la nave, evitando los choques y conduciendo lo mejor posible, llegas a alcanzar una buena apreciación de la velocidad que se ve acompañada de unos efectos al estilo «comic» generando una huella placentera.
Adicción a la velocidad
A pesar de que nuestra carrera se puede ver ligeramente empañada por esos bugs, no podemos dejar pasar la estética futurista y acompasada de colores neon que aportan un toque «eléctrico», dándonos el impulso suficiente para querer proseguir con el título. El jugador deberá de mantener la calma y estar alertado de los obstáculos que nos pueden aparecer en la carretera, puesto que nuestro piloto no es invencible y cuenta con una barra de salud que se verá afectada durante nuestra partida.
Su banda sonora, algo escasa en variedad y con falta de dinamismo, alegra la marcha de la nave, intentando conectar al jugador con su personaje y fortaleciendo la identidad propia del juego uniendo su música junto al colorido concepto artístico, y por supuesto, su modo de juego.
Podemos concluir diciendo que Ion Driver es ese título de carreras imperfecto que a pesar de sus errores, puede conducir a sobornar las necesidades del jugador y permitirle disfrutar de una experiencia más que jugable y agradable a la vista. Además, su modesto precio en la PSN Store es la excusa intachable para completar nuestro catalogo de juegos y apoyar un poquito más a la industria española del videojuego, que aún está en crecimiento pero que se dirige por la senda correcta.