Propuestas como Overcooked y su secuela Overcooked 2 son el mejor ejemplo de cómo los videojuegos pueden hacernos disfrutar de simplemente jugando. Nos plantean minijuegos sencillos y entretenidos que poco a poco van subiendo de nivel. Y, sobre todo, nos permiten compartir momentos de diversión con amigos y familiares. Pero no solo eso: también ponen a prueba nuestra compenetración y coordinación como pareja o equipo. Todo ello da como resultado momentos colectivos donde la magia de los videojuegos está muy presente, afianzando recuerdos llenos de risas y de alguna que otra regañina. Este es el caso de KeyWe.
El videojuego desarrollado por Stonewheat & Sons nos ofrece una experiencia similar al introducirnos en el mundo de los servicios de correo postal. Aunque esta premisa pueda sonar algo aburrida, la realidad es bastante diferente. Y es que no es una oficina de correos normal, sino todo lo contrario. Esto está presente tanto en su estética como por sus personajes, al igual que en los ingeniosos imprevistos a los que tenemos que hacer frente.
Sin embargo, la experiencia de juego está marcada por luces y por sombras. En varias ocasiones, la diversión da paso a la frustración por no alcanzar los objetivos marcados. De esta manera, la ludificación del entorno laboral propuesta por el juego tiene sus límites. Es más, puedes llegar a sentir un estrés propio de una jornada de trabajo.
Las claves de KeyWe
La historia de KeyWe es muy simple, ya que sirve para marcar la temática y la ambientación del propio juego. Como jugadores controlamos a dos adorables kiwis (un tipo de ave no voladora característica de Nueva Zelanda) que empiezan a trabajar en la Oficina de Telepost de la Cuenca de los Bungalós. Allí, comparten espacio de trabajo con curiosos compañeros como Zoey (un pulpo), los casuarios (un tipo de ave no voladora australiana) y la máquina de telegramas Juliette. Junto a ellos, trabajamos en diferentes misiones, siempre guiados por las instrucciones del jefe Buck (el único humano de la oficina).
Así, el trabajo de nuestros protagonistas se centrará en cuatro tipo de minijuegos: el escritorio de telegrafía, la sala de transcripción, la plataforma de envíos y la organización de correo. A lo largo del juego, estos pasatiempos van evolucionando pasando por tres estaciones (verano, otoño e invierno).
Al mismo tiempo, estas tareas se ven ampliadas por los llamados «turnos extra» que incluyen minijuegos con mecánicas similares, pero con una mayor variedad en sus temáticas. Cabe señalar que, de forma aleatoria, alguna de estas tareas secundarias cuentan con la señal de «paga extra». Esto significa que al jugar a esa tarea en concreto, obtendremos más sellos de lo habitual.
Tanto en las tareas obligatorias como en las secundarias, según el tiempo que tardemos o los puntos que obtengamos, podemos alcanzar un reconocimiento en bronce, plata u oro. En función de las mismas, nuestros protagonistas obtienen un mayor o menor número de sellos, que es el verdadero objetivo del juego. Con ellos podemos comprar material de armario para nuestros kiwis (accesorios, atuendos, peinados…) y consejos para poder desbloquear los coleccionables del juego (los cuales desbloquean material para el armario).
Cuando llega la diversión
Partiendo de todo esto, KeyWe nos propone una experiencia inicialmente satisfactoria. Nos encontramos con una estética agradable y unos personajes entrañables (especialmente nuestros protagonistas), lo cual conseguirá que nuestra travesía sea bastante amena.
Del mismo modo, los minijuegos resultan originales al estar justificados a nivel argumental. Así, la llegada de ciertas festividades y de algún que otro evento climatológico se reflejará en la Oficina de Telepost en forma de ingeniosos retos que tendremos que ir superando.
Este carácter creativo tiene su máxima expresión en las tareas secundarias (turnos extra) donde podremos hacer más cosas que trabajar. Explotar papel de burbujas, tocar instrumentos musicales y servir en un bar son ejemplos de ello.
A la hora de jugar
A la hora de jugar a estos minijuegos, nos encontramos con unas mecánicas sencillas y similares entre nivel y nivel, de forma que es fácil habituarse a ellas. Esto permite que hasta el jugador menos experimentado pueda avanzar en el juego sin demasiado esfuerzo. Además, nuestro juego se ve guiado por señales visuales y sonoras que nos informan sobre lo que se ha realizado y lo que queda por realizar. En concreto, el apartado sonoro es el más importante, ya que los efectos sonoros nos informan y guían de manera adecuada, de forma que los carteles sean simplemente complementarios.
No obstante, lo que hace que el videojuego sea realmente divertido es jugarlo en compañía. En concreto, permite la interacción de dos jugadores, tanto de forma online como de forma local. Eso sí, yo recomiendo que, de un modo u otro, exista comunicación real entre ambos durante el juego. El hecho de poder hablar con tu compañero, ayudarle en algunas ocasiones y regañarle en otras, mejora con creces la experiencia de juego. Al final la mayor satisfacción es ver lo bien que te compenetras (o no) con tu compañero y divertiros con ello. Además, sin esa comunicación, el juego puede volverse más difícil y confuso, por lo que vale tenerlo en cuenta.
Cuando llega la frustración
Por desgracia, no todo es divertido en KeyWe, sino más bien frustrante. Aunque puede que sea cuestión de suerte, mi experiencia de juego se ha visto lastrada en demasiadas ocasiones por algunos odiosos bugs. Al ser trabas que no se explican en el tutorial y que tampoco parecen estar contemplados en el propio juego, no podemos considerarlos otra cosa que errores. Lo peor de todo es que no se reducen simplemente a detalles, sino a elementos claves del juego que no te permiten superar el nivel ni, por tanto, avanzar en el juego.
En mi caso, se concentraron en los minijuegos dedicados al escritorio de telegrafías y la sala de transcripción con palabras y frases que no reconocía como completas cuando las enviabas. Para solucionarlo, debías reiniciar el nivel y repetirlo hasta que dicha palabra o frase no apareciese o encontrar tus propios trucos. Por ejemplo, en niveles más avanzados, al cambiar de una palabra o frase a otra, se solucionaba y podías seguir jugando.
Por otro lado, la experiencia de juego también empeora al avanzar de nivel y encontrarte con tutoriales poco claros y explicativos. Así, en los niveles más avanzados, parte del tiempo del primer intento se invierte en descubrir cómo funcionan las nuevas mecánicas o qué hay que hacer realmente. Además, al ser un juego de corta duración en comparación con Overcooked, los cambios de dificultad son algo bruscos y poco naturales, por lo que muchas veces es imposible conseguir la plata en el primer intento. De hecho, para poder conseguir el oro, habría que intentarlo varias veces en el mismo nivel.
Algunas pegas de más
Otro rasgos que resta en la experiencia del juego son las físicas. Mientras que las gráficas del videojuego son más que satisfactorias para su tipo de propuesta, las físicas dejan mucho que desear. La mayoría de ocasiones no son nada intuitivas y dificultan el movimiento del personaje por el espacio de juego. Muchas veces cuesta alcanzar ciertas alturas, pierdes de vista a tu propio personaje e incluso se cae de las plataformas. Además, no ves todo el espacio de forma completa, por lo que si un personaje está en un extremo y otro en el contrario, uno de ellos se queda fuera del encuadre, empeorando así la jugabilidad.
Cabe señalar que no solo es recomendable jugar el modo cooperativo porque mejora considerablemente la experiencia de juego, sino porque el modo de un jugador es muy difícil de gestionar. Para jugar en solitario, se nos dan dos posibilidades. La primera opción es controlar a los dos kiwis al mismo tiempo, es decir, manejar a cada uno con un joystick del mando. La segunda alternativa es intercambiar el control de un kiwi por otro sucesivamente. El resultado es que o no controlamos bien a ninguno o acabamos controlando solo a uno de ellos. Esto perjudica considerablemente la experiencia de juego al complicarla demasiado y al enfrentarnos a la realidad de que KeyWe solo tiene sentido si es cooperativo.
Conclusión
Por tanto, podemos definir a KeyWe como un juego irregular. Es una propuesta que lo tiene todo para ser sumamente entretenida y ciertamente original. Pero se trata de uno de esos casos en los que la teoría fracasa al ponerla en práctica.
La estética y temática del videojuego junto a la experiencia que nos ofrecen sus minijuegos cooperativos son motivos más que suficientes para disfrutar de él. Sin embargo, también podemos desilusionarnos al encontrarnos con molestos bugs, confusos tutoriales, extrañas físicas o con el simple hecho de querer jugarlo en solitario.
Ante todo, lo que hace que el juego funcione es tener a alguien con quien disfrutarlo, así que si os apetece pasarlo bien en pareja, KeyWe es el videojuego adecuado para ello. Podéis disfrutar de él en vuestras consolas PlayStation 4 y PlayStation 5 en su versión física y digital desde el pasado 28 de septiembre. De forma separada, también podéis conseguir el «Paquete del gallo» con nuevos minijuegos cooperativos.