¿Echáis en falta una propuesta centrada en el crafteo y sobre todo en muchas horas de diversión manejando vuestra propia tienda del medievo? Esta es la divertida premisa de la que parte nuestro protagonista de hoy en un análisis de lo más entrañable en su versión de PS4, turno de entrar en materia y ver qué nos ha ofrecido este Merek’s Market.
En efecto, nosotros somos dueños de nuestra particular tienda dentro de la ´época medieval donde deberemos satisfacer a nuestros clientes con nuestras habilidades de gran maestro artesano. Para ello deberemos hacer uso de las diferentes recetas que en muchas ocasiones nos irán proporcionando los aldeanos y que harán que poco a poco la dificultad de los niveles se vaya incrementando considerablemente.
Claro está el aspecto narrativo no es el fuerte de esta aventura ni debe serlo. La estructura se basa en diferentes niveles en los que tendremos un tiempo especifico para alcanzar un record de puntuación que nos permita obtener el máximo rango dentro de la prueba (más como satisfacción personal que a efectos prácticos)
Dentro de estos niveles el décimo siempre será el más desafiante y en el que recibiremos un encargo especial que nos hará sudar la gota gorda para mantener nuestro negocio a flote. Por el resto de elementos la propuesta y las bases a seguir están bastante definidas y no guarda mayor misterio. Aunque se van introduciendo nuevas mecánicas cuando llegamos a este niveles o incluso de vez en cuando ciertas negociaciones con clientes que quieren adquirir productos más especiales que no me han acabado de convencer ya que cortan mucho el ritmo del nivel. Se introducen elementos que me acaban resultando un revoltijo de ideas que en conjunto no acaban de funcionar correctamente sobre si juegas solo como ha sido en mi caso donde os podéis directamente olvidar de alcanzar el rango supremo en ciertos niveles.
Sobre todo he echado de menos cierta sensación de progreso en nuestra protagonista y mucho más realismo en los objetos que creamos. Por ejemplo, podemos crear una vasija de cerámica, o una copa de cristal y literalmente tirarla por los aires para salir corriendo a recoger ese trozo de carbón que dejaste en el el horno. Un autentico sin sentido que por culpa de querer fomentar la diversión me ha acabado sacando bastante de la inmersión y lo que podía llegar a experimentar con un título de estas características. Lo recalco porque todos estamos acostumbrados a este tipo de propuestas sobre todo con el ámbito culinario donde si se te quema un plato o no llegas a tiempo este desaparece y ya no sirve, es realista.
Por lo demás no hay ningún tipo de personalización del protagonista ni de ningún tipo de extra donde podamos gastarnos los puntos que conseguimos. Nos ha faltado mucho más en este aspecto, más variedad de situaciones, de escenarios y algo que hiciera que la experiencia se siguiera sintiendo fresca en todo momento. Tienes esa sensación de que con hacer unos cuantos niveles ya has descubierto todo lo que tiene para ofrecerte y que el resto es tan solo relleno.
El videojuego no busca ir más allá y simplemente quiere ofrecer una propuesta sencilla y divertida que se queda muy lejos de una compra obligatoria y más aún teniendo en cuenta la amplia competencia que tenemos en PS4 por el precio de salida de 20€. Sin embargo dadas las condiciones del género es un título que sobre todo puede resultar atractivo en cooperativo para pasar un rato algo más ameno de forma puntual y de esta forma puede ser algo a tener en cuenta pero desde luego es uno de esos títulos independientes que ha querido abarcar demasiado y quizás ha errado en la definición.
