Estoy seguro que muchos de vosotros habéis tenido esas vacaciones de verano tan inolvidables. Nuestra infancia fue marcada por esta víspera ya que después de esas agonizantes mañanas en el colegio o el instituto, llegaba junio y apetecía darle caña a uno o a varios videojuegos, ya que disponías de mayor tiempo libre. En mi caso, el título por excelencia siempre fue cualquier Final Fantasy o un buen RPG de cincuenta horas, aunque es cierto que juegos como Kingdom Hearts, Alundra, o Jak and Daxter también se prestaba ser una alternativa. No Straight Roads tiene ese aíre a juego de verano. Refrescante; divertido y altamente recomendable.
Hay que mencionar que hay varias figuras conocidas detrás de este título independiente. Una de ellas son sus directores Wan Hazmer y Daim Dziauddin, conocidos por su trabajo en títulos tan titánicos como Final Fantasy XV y Street Fighter V. Metronomik, estudio fundado por creativos citados, ha reconocido en más de una ocasión de que su proyecto bebe mucho del cómic japonés y americano, y es que una virtud que tiene No Straight Roads es ese aíre desenfrenado y caricaturesco.
En cambio, si es cierto que la jugabilidad podría ser algo mejor. No Straight Roads es un rpg de acción donde el ritmo y la música son dos puntos a tener en cuenta. Podemos controlar a May o Zuke -o jugar en cooperativo local con un amigo- y después de derrotar al jefe del club perteneciente; cuyo combate son épicos y con un leve aumento de dificultad, conseguiremos fans y gracias a ello, puntos que podremos usar para aprender habilidades pasivas para cada personaje o la banda en general. Además, en nuestra guarida, podremos adornar nuestros instrumentos y conseguirán una ligera mejora en los siguientes combates; además de poder modificarlos y usar diferentes habilidades. Lamentablemente, hay problemas con el combate; muchas veces se pierden algunos golpes en el vacio y algunas veces las animaciones nos dañan más que benefician.
Ya que estamos, no tenemos grandes quejas con el apartado técnico. Si es cierto que hay alguna que otra bajada de frame, pero nada preocupante y que entorpezca durante los combates. El diseño es espectacular; contando con un elenco de personajes secundarios que, si bien en la historia ni pinchan ni cortan la gran mayoría, se nota el mimo y el detalle en cada pequeña parte de la textura de él. En algunas escenas, No Straight Roads cuenta con cinemáticas animadas, donde la influencia de series como Jojo’s Bizarre Adventure o incluso Steven Universe se hace notoria y sencillamente, es perfecto.
No podría estar más orgulloso de haber analizado No Straight Roads. Desde hace unos años, he pedido un título así; fresco, divertido y algo diferente. Me ha hecho recordar esas tardes de verano, cuando pasaba horas pegado a la primera PlayStation. No es una obra maestra; tampoco un título que vaya a destacar en titulares o incluso en las futuras ceremonías para elegir al juego del año; pero si es cierto que si voy a recordar este verano, será por él. Por su energia; por el carisma de May y Zuke, por música. Si pudiera; me encantaría volver a repetir esta experiencia. Un concierto que no voy a olvidar.