Análisis Dragon Takers: un JRPG que juega con la nostalgia desde el primer minuto y que introduce guiños a los clásicos del género. El género de los JRPG es un campo donde la nostalgia y la innovación suelen caminar de la mano. Títulos como Dragon Takers buscan aprovecharse de esa nostalgia, evocando clásicos de las décadas pasadas, mientras intentan aportar su propio toque distintivo.
Desarrollado por VANGUARD y publicado por KEMCO, este juego se plantea como un homenaje a los grandes exponentes del género, pero también como un intento de adaptarse a los gustos actuales. Sin embargo, ¿logra encontrar un equilibrio o se queda atrapado en el intento? Tras más de 40 horas jugando en PC explorando su mundo y enfrentándome a sus desafiantes mazmorras, aquí está mi veredicto.
Análisis Dragon Takers: Una historia de dragones y secretos
La premisa de Dragon Takers nos sitúa en un mundo asolado por el temido Ejército Dragón, liderado por el imponente Emperador Drake Tiberius. La humanidad, casi al borde de la extinción, busca desesperadamente una salvación. El protagonista, Helio, un joven de la aldea de Haven, se ve arrastrado a esta guerra cuando descubre una habilidad insólita: el «Skill Taker», que le permite apropiarse de las habilidades de los enemigos derrotados.
A pesar de una premisa inicial intrigante, la narrativa de Dragon Takers no termina de despegar. Si bien el juego nos introduce a un reparto de personajes secundarios que podrían haber sido memorables, su desarrollo se queda a medio camino. Interacciones que prometían profundidad emocional se ven truncadas por diálogos genéricos y giros argumentales predecibles. A medida que avanzamos, la historia principal también cae en los tópicos del género, perdiendo la oportunidad de sorprender.
Diseño visual: entre lo retro y lo genérico
Visualmente, Dragon Takers se presenta como un homenaje a los JRPG de la época de los 16 bits. Los sprites de los personajes y enemigos están bien realizados, y algunos escenarios cuentan con un nivel de detalle destacable. Sin embargo, no logra sobresalir dentro de su propio estilo. Las mazmorras, aunque funcionales, carecen de elementos visuales que las hagan memorables, y la repetición de ciertos patrones termina por afectar la inmersión.
Los retratos de los personajes durante los diálogos son de corte clásico, con un estilo de anime que cumple sin destacar. A pesar de ello, la falta de animaciones o cambios expresivos hace que muchas escenas clave carezcan de impacto emocional. En resumen, el apartado visual consigue evocar un sentimiento nostálgico, pero sin aportar nada nuevo o innovador.
Una banda sonora que no termina de encantar
La música es uno de los pilares fundamentales de cualquier JRPG, y aquí es donde Dragon Takers flaquea notablemente. Las composiciones musicales son adecuadas para acompañar la acción, pero carecen de la fuerza necesaria para quedarse en la memoria del jugador. Melodías genéricas y una evidente falta de variedad hacen que incluso los momentos clímax del juego se sientan menos emocionantes de lo que podrían ser.
Los efectos de sonido también cumplen sin destacar. Los rugidos de los dragones, el choque de espadas y los hechizos son competentes, pero no aportan un extra que enriquezca la experiencia. Además, la ausencia de actuación de voz deja un vacío considerable en una narrativa que dependía mucho de su presentación.
Mecánicas de juego: entre la estrategia y la frustración
El sistema de combate por turnos de Dragon Takers intenta innovar introduciendo la mecánica del «Skill Taker» de Helio. Esta habilidad permite al protagonista absorber las técnicas de sus enemigos y usarlas en combate, ofreciendo una capa estratégica interesante. Sin embargo, la ejecución deja mucho que desear.
La curva de dificultad del juego es irregular, con enemigos que pueden resultar demasiado fáciles en un momento y desproporcionadamente complicados en el siguiente. Además, la imposibilidad de escapar de ciertos combates y la falta de opciones de preparación previa convierten algunas secciones en experiencias frustrantes. El sistema de inventario también resulta limitado, y la gestión de recursos en las mazmorras puede volverse tediosa con el tiempo.
A esto se suma la ausencia de indicadores claros para encuentros enemigos, lo que dificulta la planificación en mazmorras largas. Mientras que otros JRPG modernos ofrecen herramientas para facilitar la exploración, Dragon Takers opta por un enfoque más clásico que no siempre juega a su favor.
Duración y rejugabilidad
En términos de duración, el juego ofrece una campaña principal de unas 30 a 40 horas, dependiendo del nivel de exploración y del tiempo dedicado a las misiones secundarias. Aunque algunas de estas últimas aportan información interesante sobre el mundo y sus habitantes, muchas otras se sienten como un relleno innecesario.
La rejugabilidad también es limitada. Aunque el sistema de «Skill Taker» permite cierta personalización, no hay suficientes incentivos para volver a jugar una vez completada la historia principal. La falta de un modo «Nueva Partida +» o contenidos adicionales significativos deja poco margen para seguir explorando el mundo tras los créditos finales.
Conclusiones finales
Dragon Takers es un juego que intenta rendir tributo a los clásicos del género JRPG, pero que se queda corto en varios aspectos fundamentales. Su narrativa prometedora pierde fuerza debido a personajes planos y una ejecución predecible, mientras que su sistema de combate y diseño de mazmorras, aunque interesantes en concepto, terminan siendo frustrantes por decisiones de diseño poco acertadas.
A pesar de ello, no todo es negativo. Aquellos que busquen una experiencia retro y tengan paciencia para superar sus limitaciones podrían encontrar en Dragon Takers una experiencia disfrutable, aunque lejos de ser memorable. Sin embargo, en un género tan competitivo, donde abundan opciones que combinan mejor lo clásico con lo moderno, este juego se queda corto en su intento de destacar.
El juego ha sido analizado en PC gracias a una copia digital facilitada por KEMCO.