Análisis de Dustborn: una gira musical por carretera en la que nada es lo que parece

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En nuestro análisis de Dustborn os contamos toda la información sobre el nuevo videojuego de Spotlight, el estudio de desarrollo independiente de Quantic Dream. Gracias a este sello indie que cuenta con el apoyo de los creadores de grandes videojuegos narrativos y de toma de decisiones como Detroit Become Human, Beyond: Two Souls y Heavy Rain ya hemos podido disfrutar de propuestas tan dispares entre sí como Under the Waves y Lysfanga. El primero propone una viaje introspectivo bajo el mar y el segundo una aventura de acción en el que el uso del tiempo es fundamental para ir eliminando enemigos gracias a copias de nosotros mismos.

Análisis Dustborn: un grupo atípico

analisis dustborn

Dustborn se sale también de la línea de cualquier videojuego anterior de Spotlight y pone sobre la mesa un viaje por carretera en el que nada es lo que parece. Tomaremos el papel de Pax, una disidente que se ha unido a un grupo de 4 personas en el que ella es la líder en la sombra. Le acompañarán en su viaje el típico jefe que en realidad es tu colega, esa amiga fortachona pero sensible y con problemas de ansiedad y un ligue del pasado que será nuestro principal apoyo emocional en los momentos difíciles.

Este atípico e improvisado grupo se ha revelado contra el sistema y acaba de dar un gran golpe con un robo de información que les puede allanar su futuro. Un futuro que les espera en Nueva Escocia, lejos de la represión robótica que vive el país. Para Pax es un nuevo comienzo y un seguro de vida, para Noam (nuestra compañera amorosa) no supone una inyección de dinero, pues tiene para dar y regalar, pero si un alivio emocional y político. Cada uno de los 4 integrantes del grupo tiene sus propios motivos para huir y luchar. Y Dustborn, en líneas generales, se trata justamente de eso. Hablar, forjar relaciones, luchar y huir. Huir hacia un futuro mejor a cualquier precio.

Tres de los cuatro integrantes del grupo son consideradas “anomalías” porque tienen ciertos poderes asociados al uso de su voz. Pax, por ejemplo, es capaz de provocar emociones fuertes en otras personas. Noam sin embargo utiliza su poder para calmar o reducir el nivel de intensidad de ciertas emociones. Su condición les hace un grupo vulnerable y perseguido desde su nacimiento y hace que la huida sea en parte una necesidad y no una elección.

Las relaciones forman el grupo

Dustborn tiene varias fases jugables, pero en la mayoría de ellas se centra en su narrativa y en la construcción de personajes y las relaciones entre ellos. Si habéis jugado a algún videojuego de Quantic Dream ya sabréis cuánta importancia se le suele dar a la historia y a la toma de decisiones en este tipo de juegos.

No encontraremos aquí Quick Time Events ni situaciones estresantes para tomar decisiones, pero sí tendremos que decidir cómo afrontamos la relación con amigos y enemigos y el entorno que nos rodea. Nuestra relación amorosa podrá avanzar más o menos dependiendo de los diálogos y acciones que vayamos teniendo a lo largo de la historia con ese personaje y nuestra afinidad con el resto de compañeros del grupo variará en función de las conversaciones que decidamos tener u obviar durante la aventura.

Tras un inicio del viaje centrado en los personajes nos haremos casi en los primeros compases con un autobús que nos servirá como medio de transporte por carretera. Dentro de ese bus tendremos acceso a un mapa mediante el cual podremos avanzar de una zona a otro en un recorrido lineal que va del punto A al punto B. Durante el recorrido de un punto a otro haremos altos en el camino para acampar y poder ahondar todavía más en las relaciones entre personajes. Nuestro conductor improvisado será un robot que tendrá un conflicto inicial con Pax, ya que ella odia a las máquinas.

El juego toma por tanto un cierto aroma a road trip en el que justificaremos nuestros movimientos por el país para pasar desapercibidos alegando que somos una banda de música. Y realmente no estaríamos faltando a la verdad, ya que cada uno de los integrantes del grupo sabe tocar un instrumento e incluso el videojuego se atreve a ir más allá introduciendo mecánicas propias de un juego que podría catalogarse como de ritmo.

Una mezcla de géneros que lo hace especial

Al inicio del análisis de Dustborn hablábamos de su alta carga narrativa, pero no se limita únicamente a conformarse con poner sobre la mesa un género, sino que pone hasta tres e incluso cuatro. Nuestro grupo no finge ser una banda de música que está de gira por las provincias de casualidad. Tanto Pax como el «jefe» de la banda tienen muy refinado el oído musical y son capaces de componer canciones. De hecho Pax lo hará de forma recurrente en un minijuego que servirá de entrante para el plato principal del género musical.

En una secuencia de cuatro fases se nos introduce a un minijuego al más puro estilo Guitar Hero en el que tendremos que pulsar botones al ritmo de la música. Una vez compuesta una canción podremos ensayarla en los campamentos frente a la hoguera o demostrar nuestras habilidades en los conciertos que justifican nuestro viaje. Dustborn no llega evidentemente al nivel de un juego de ritmo pero sí pone sobre la mesa algunas mecánicas interesantes como el activador de ese modo en racha al que tendremos acceso si clavamos varias notas seguidas.

Dustborn también es un juego en el que podremos combatir. No es uno de sus puntos más fuertes pero sí supone un alivio a la narrativa que viene bien para darle una necesaria dosis de acción. Pax contará con un bate y la inestimable ayuda de sus compañeros. Con un botón podremos dar un golpe normal y con otro el golpe fuerte, que requerirá de una sucesión de tres botones con límite de tiempo. Ese golpe fuerte podrá impactar en uno o varios enemigos.

En un determinado punto de la aventura podremos empezar a mejor nuestro bate y nuestras habilidades. El bate lo mejoraremos con un clásico árbol de habilidades que dependerá de una recogida de baterías (igual que los puntos de habilidad en cualquier otro juego de rol o acción) y nuestras habilidades las mejoraremos a base de explorar una nueva mecánica a la que no tendremos acceso hasta haber jugado alrededor de tres horas. No queremos avanzaros demasiado sobre la historia para no caer en spoilers pero estás habilidades que adquiriremos con una especie de mecánica caza fantasmas nos ayudarán en el combate provocando efectos adversos en los enemigos o beneficiosos para nuestros aliados. Una símil a lo que sería utilizar una habilidad o hechizo en un RPG.

La toma de decisiones no se limita únicamente a los lazos que vayamos creando con los diferentes personajes que conozcamos por el camino, sino que también afectará al desarrollo de los acontecimientos. Dustborn es un juego lineal la mayoría del tiempo y el camino no sé desviará, pero sí podremos afrontar cada capítulo de forma diferente dependiendo de nuestras acciones. ¿Luchar o huir? ¿Optar por la vía fácil o la difícil?

Nuestros compañeros serán una pieza fundamental en el modus operando de cada capítulo y cada uno de ellos tendrá una función muy específica fuera de los combates. Al igual que sucede en los juegos de LEGO, aquí pedir ayuda para superar ciertas zonas será una constante en Dustborn. Por ejemplo, nuestra amiga la musculosa podrá levantar objetos pesados o usar su fuerza para abrir caminos que parecen inaccesibles y el «jefe» será capaz de abrir cualquier puerta con sus habilidades de hacker. Durante el camino conoceremos otros personajes con sus habilidades únicas y encontraremos en Dustborn varios caminos para poder resolver una misma situación.

Bello en lo artístico y sonoro

Dustborn nos enamora no solo por su sólida narrativa y mezcla de géneros, sino que también convence en su apartado artístico y sonoro. Presenta un look and feel muy cartoon y muy influenciado por los comics. Se nota que sus creadores son frikis en el buen sentido y vemos muchísimo mimo en todos los detalles de cada uno de los personajes. Si personalidad se transmite también en lo visual y no únicamente en su comportamiento. La influencia de los comics la veremos también en la topografía y en la presentación de los capítulos, que será mediante viñetas de cómics personalizadas para ilustrar la historia hasta el momento o para indicarnos sobre qué tratará el próximo capítulo.

Si hablamos de su apartado sonoro nos encontramos con temas propios que le dan una identidad especial a Dustborn. Que el juego gire entorno a la temática musical nos otorga muchos momentazos a lo largo de la historia en los que la música toma un papel protagonista. El título nos llega traducido al español y la selecciones de actores y actrices de voz para el juego raya a un muy buen nivel. Es cierto que recordaremos más a Dustborn por su historia que por sus melodías, pero eso no quita que sus piezas supongan el acompañamiento perfecto para lo que el estudio quiere contarnos.

Edición física

De la mano de Meridiem Games contamos con una edición física para PlayStation 5, Xbox Series X y Xbox One que incluye:

  • Dos postales de lugares clave visitados por la tripulación.
  • Un mapa de la República Americana, con un listado de todas las paradas que la tripulación tiene que hacer antes de llegar a su destino final.
  • Un cómic precuela de 32 páginas sobre la vida de la tripulación antes de aceptar esta arriesgada misión.
  • Pegatinas de los elementos icónicos del juego.

Dustborn

Conclusiones finales

Dustborn es una de las grandes sorpresas de 2024. Su mezcla de géneros no dejará indiferente a nadie y supone un soplo de aire fresco en un año de transición para la mayoría de compañías. El videojuego destaca especialmente en su narrativa, siendo la construcción de la relación entre personajes uno de sus puntos fuertes. Pax como protagonista es simplemente maravillosa y cuenta con una profundidad que nos hará sentir que la conocemos desde siempre. Dustborn sabe transmitir emociones una trama que rebosa de ellas y en la cual toman un papel muy relevante. Jugar a Dustborn nos dará paz, pero también nos hará pensar y reflexionar sobre cómo nos enfrentamos al mundo que nos rodea y a sus múltiples y constantes complicaciones. Os recomendamos encarecidamente darle una oportunidad a este juego si os llaman las aventuras narrativas con una mezcla de géneros que también podrá convencer a todo tipo de jugadores.

El juego ha sido analizado en Playstation 5.

CONCLUSIONES

Dustborn es un videojuego diferente que merece al menos una oportunidad por su sorprendente mezcla de género y por una narrativa que nos enamorará. Uno de los tapados de 2024.

NOTAS

Historia
10
Jugabilidad
9
Sonido
7
Gráficos
8
Innovación
9
Alejandro Montoya
Alejandro Montoya
Apasionado de los videojuegos. Mi género favorito es el JRPG y mi predilección son las aventuras para un jugador. Redactando desde 1991.

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