Análisis Nobody Wants to Die PS5 – Aventura noir retrofuturista
La sombra de Rick Deckard es alargada. El taciturno detective de ‘Blade Runner‘ (Ridley Scott, 1982) ha sido referencia para infinidad de detectives cuyos trabajos se desarrollan en ciudades futuras, distópicas y con estética ciberpunk. Mucho de eso hay en ‘Nobody Wants to Die‘, que he podido jugar en PS5.
Cuerpo rico, cuerpo pobre
‘Nobody Wants to Die’ es obra de Critical Hit Games, un estudio polaco independiente. Esta aventura narrativa noir se desarrolla en una Nueva York retrofuturista de 2329. En el universo del juego, es posible transferir la conciencia a nuevos cuerpos tras morir gracias a una nueva tecnología llamada icorita.
Se trata de un mundo en el que este descubrimiento es usado por el sistema capitalista para que los trabajadores no dejen de producir mientras pasan de un cuerpo de mala calidad a otro, mientras los poderosos tienen pleno acceso a cuerpos buenos y jóvenes con los que continuar su existencia.
En este contexto, el detective James Karra, el protagonista al que manejamos, debe investigar una serie de asesinatos de personas poderosas, cuyas icoritas han sido destruidas, de manera que han perdido la oportunidad de recuperar su vida en otro cuerpo.
Historia trillada, apartado gráfico deslumbrante
La jugabilidad de este título es muy limitada, siendo sus puntos fuertes la historia, así como el apartado gráfico y artístico. En cuanto a la primera, funciona y absorbe lo suficiente para querer llegar al final. Dicho esto, quienes tengan cierta bagaje con obras previas similares, comprobarán que el desarrollo argumental, los giros de guion, la construcción de personajes y el diseño del contexto político, social, económico y tecnológico están bastante alejados de la originalidad.
Se merece una mención especial la relación que se establece entre James y Sara, otra agente que se encarga de vigilar nuestros movimientos y con la que hablamos por radio. Pese a que sus interacciones están llenas de clichés, el estudio polaco ha conseguido unas bases emocionales lo suficientemente sólidas como para que nos importe el destino de ambos.
En lo que se refiere al apartado gráfico y artístico, impresiona, por encima de todo, una Nueva York realista y desorbitada, vertical y masificada, con edificios donde debería estar el cielo, infestada de coches voladores y sobrecargada de cables. El nivel de los interiores también cumple holgadamente, pero es en los exteriores donde entran ganas de, simplemente, quedarse a admirar las vistas. En este sentido, el papel jugado por Unreal Engine 5 ha sido clave.
Por supuesto, se da la opción de elegir entre un modo rendimiento y otro gráfico. Personalmente, me quedo con la primera opción, teniendo en cuenta que el juego se desarrolla en primera persona y no es raro que aparezcan una cantidad importante de elementos en pantalla.
Mecánicas vistosas, jugabilidad limitada
Ya he comentado que la jugabilidad es muy limitada. Por un lado, Karra puede emplear un dispositivo en las escenas del crimen que le permite rebobinar lo ocurrido en ellas. Pese a que la sorpresa se acaba pronto, resulta una delicia observar, por ejemplo, los detallados efectos de una explosión (onda expansiva, destrucción del escenario, etc.) mientras controlas la velocidad a la que los acontecimientos se desarrollan ante tus ojos. El estupendo acabado gráfico comentado previamente juega un papel fundamental.
Por otro lado, también cuenta con una cámara de fotos, un aparato de rayos X y una lámpara de infrarrojos. Prácticamente, el juego te lleva de la mano en todo momento y te dice cuándo tienes que usar cada herramienta. No se pone a prueba en ningún momento la habilidad del jugador y tampoco hay una oportunidad real de fallar. Pese a ser un juego corto (5-8 horas), la jugabilidad llega a cansar por su escasa evolución.
Hay determinados momentos en los que Karra, con la ayuda de Sara, debe repasar las pruebas obtenidas para elaborar teorías sobre los crímenes investigados. Se trata de soplos de aire fresco dentro de la monotonía descrita anteriormente.
Conclusión
‘Nobody Wants to Die‘ impresiona por su aspecto visual y engancha con su historia, aunque esté trillada. Se echa en falta mayor ambición en las mecánicas, pero se trata de un debut estimable por parte de Critical Hit Games y su precio reducido (24,99€) lo hace más apetecible.
Puntos positivos
- Apartado gráfico alucinante
- Mecánica de rebobinado visualmente espectacular
- Reflexiones políticas y filosóficas pertinentes
Puntos negativos
- Jugabilidad limitada
- Historia trillada
- Cierta pesadez pese a su corta duración