Análisis Remothered: Broken Porcelain

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Hace apenas un par de años salía al mercado el primer título indie de terror del estudio Stormind Games que bajo la dirección y creación de Chris Darrill hacían de Remothered: Tormented Fathers un videojuego que entusiasmo a la comunidad, aunque a servidor no mucho sinceramente. Por lo que tras anunciarse que este mismo 2020 tendríamos su secuela, varios ya apuntaban al título de terror del año en incluso unos de los mejores de la generación, ¿ha estado Remothered: Broken Porcelain a la altura de estas expectativas? Pues acompañadnos si queréis descubrirlo porque comenzamos su análisis.

Un hotel con varias secretos por descubrir

Uno de los aspectos cruciales que dan lugar a que un título de terror sea un éxito, es sin lugar a dudas su historia y ambientación, dos puntos que cumplieron con nota en su predecesor y que sin embargo en esta continuación se nos han quedado muy descafeinados. El título per se no es una secuela al uso sino más bien una precuela, aunque hay que matizar que también viviremos momentos temporales posteriores al primero. ¿Cómo se explica esto entonces? Pues muy sencillo, una vez más un videojuego vuelve a apostar por los saltos en el tiempo y la mezcla de líneas argumentales, algo que no suele ser sencillo y a pesar de no ser el peor aspecto del videojuego, el trabajo realizado a veces ha quedado un tanto confuso y con falta de desarrollo.

El lugar escogido para el desarrollo de los acontecimientos será el hotel de Ashmann donde viviremos todas estas experiencias traumáticas del pasado de los protagonistas que ayudarán a cerrar todas las incógnitas que nos pudo dejar su primera entrega. El sitio funciona bien como ambientación, tenemos una serie de coleccionables que nos aportan datos, y los personajes al contar con un desarrollo previo aun sin ser memorables cumplen con su función. Pero para un juego que nos costará entre 4 y 5 horas finalizarlo, el espacio para solicitar una evolución de los mismos es muy limitado, y precisamente el aspecto de la duración es que el mejor ajustado está.

Así que para aclarar ideas, la historia que tenemos ante nosotros es interesante en cierta medida, sobre todo si conocemos los acontecimientos de la primera entrega. Sin embargo no ha acabado de convencer del todo la estructura de saltos en el tiempo, que aunque no está mal ejecutada, si que acaba haciendo que desconectemos en muchas ocasiones.

Rompiendo la fórmula del éxito

Toca el turno de la jugabilidad y el diseño de niveles donde ya empieza a decaer la calidad del título por momentos. Voy a ser claro y de salida ya nos encontramos el fallo más garrafal del videojuego por culpa de la manera en la que se ha decidido contar la historia. Debido a esto se ha eliminado cualquier tipo de back-tracking al que estamos tan acostumbrados en juegos de este género. Ahora todo se divide a través de 7 capítulos que transcurrirán en su mayoría dentro de las dos zonas bastante pequeñas del hotel y el sótano donde apenas son dos salas. Pero la cosa está en que cada vez que terminemos un capítulo todos nuestros objetos desaparecen dado que no hay ninguna necesidad de mantenerlos. No tendremos esos puzles ingeniosos de ir hasta la otra punta del hotel con un objeto que cogimos en los primeros compases. Todo se desenvuelve de una manera bastante lineal y muy simple, haciendo que se pierda el interés y la complejidad de un elemento tan importante. El crafteo de objetos que tenemos, tampoco aporta nada dado que los enfrentamientos con enemigos son muy limitados y la fórmula apuesta claramente por el sigilo, por no comentar el horroroso control que presentan muchos como el extintor o la pistola de clavos.

Otro punto importante es el combate y el sigilo, así como otras habilidades con las que contará nuestra protagonista. Esta resulta terriblemente tosca debido a los numerosos problemas con los que cuenta el título a pesar de ir ya por su octavo parche. Muchas veces nos costará agacharnos, abrir cajones, o incluso en las secuencias de más acción es las que tenemos que huir, nos podemos quedar arrinconados sin ningún tipo de escapatoria ya que las animaciones empezarán a bugearse, pero esto toca hablarlo más adelante.

 El sigilo funciona sin más, no tiene nada que lo haga destacar y sigue la misma fórmula y mecánicas que en el primero, lo único a destacar es la inclusión de un árbol de habilidades con el que podremos mejoras nuestras destrezas. Algo que no tiene sentido alguno y que es un elemento de adorno, no sirve para absolutamente nada dada la naturaleza y duración del título. La otra novedad es el modo polilla el que en contadas ocasiones dispondremos de una cámara libre en primera persona para poder activar ciertos objetos que nos permitan avanzar; el control de la misma es muy torpe, poco intuitivo y apenas su uso es tan limitado que habría sido mejor optar por cualquier otra mecánica.

Los bugs marcan el ritmo de juego

Por último llega el temido apartado de los gráficos donde a pesar de ir ya por la versión 1.0.8 a día de hoy sigue teniendo demasiados fallos. Si que es verdad que los más importantes se han arreglado y el juego es jugable de principio a fin sin demasiados problemas salvo algún que otro famoso error CE. Lo que sucede es que el conjunto falla por todos lados, las animaciones quedan toscas, muchas veces cuesta acercarse en sigilo a ellos, cuesta horrores acertar el cajón que queremos abrir y así en un sinfín de elementos. Pero uno de los peores aspectos es sin duda alguna las pantallas de carga y las transiciones entre cinemáticas, ya que se produce un auténtico corte en seco para darnos el control del personaje, algo que como he jugador en tanto tiempo rara vez había podido ver en un videojuego y mucho menos en pleno 2020.

Se producen cortes acompañados de pantallas de carga en ocasiones demasiado largas que hacen que la inmersión se pierda por completo y te saca de la tensión del momento. Es una auténtica pena dado que los gráficos visualmente son bastante resultones y aun sin ser exigentes por ser una extensión muy limitada, luce bastante bien en PS4. Pero lo importante al final es que estamos con un videojuego y los gráficos deben estar al servicio de la jugabilidad y no solamente de lo visual y eso es algo que no ocurre en este caso en ningún momento.

Antes de despedirnos me gustaría destacar el único apartado que para mi prevalece por encima del aprobado y esa es su BSO, la cual posee muchos temas muy bien colocados e interpretados que me han sorprendido gratamente. El problema viene unido al anterior respecto a los ruidos y sonidos de nuestro alrededor, los cuales fallan por completo si lo juegas con cascos. En muchas ocasiones estos no acaban de estar programados como deberían o simplemente es un ruido de fondo como cuando nos persiguen, que no tiene ninguna tipo de utilidad práctica ni aporta nada más que generar tensión porque toca.

Conclusión: SOS para el género de terror

En conclusión podemos afirmar que estamos ante una de las mayores decepciones del 2020 y concretamente para el género de terror y su comunidad, la cual tenía muchas esperanzas puestas en este Remothered: Broken Porcelain. Un videojuego más que se une a esta sequía de juegos de calidad de terror que estamos viviendo en la industria y la cual pide a gritos el regreso de grandes exponentes de antaño. Esperamos que el estudio haya aprendido la lección y nos vuelva a sorprender con su siguiente obra en un futuro no muy lejano.

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Carlos Álvarez
Carlos Álvarez
Con una llave espada bajo el brazo desde que tengo uso de razón. Desde entonces amante de los videojuegos y de los JRPG sobre todo.

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