Tenemos que admitir que los videojuegos de simulación no son nuestro género favorito. Ni tampoco los barcos. Ahora nos llega la versión para Nintendo Switch de Ship Graveyard Simulator que ya analizamos en su momento. Los simuladores están a la orden del día, desde simuladores de construcción a simuladores de vida pasando incluso por simuladores de ordenar nuestra propia casa. Es un género que se ha ido haciendo un hueco de adeptos seguidores en el mercado y que tiene mucho éxito.
Análisis Ship Graveyard Simulator: gestiona un cementerio de barcos
Ship Graveyard Simulator nos pone en la piel de un personaje que vive en una casita dentro de un cementerio de barcos, donde se ha generado incluso una comunidad de gente que podría ser considerada como nuestros vecinos. Este cementerio será el centro neurálgico de nuestra actividad y allí podremos recibir encargos y ayuda de nuestros compañeros de hogar. Nuestro objetivo será simple: tendremos que ir desguazando los barcos que van llegando al cementerio. Para ellos tendremos a nuestra disposición toda una serie de herramientas que iremos desbloqueando a lo largo del juego y que irán aumentando su magnitud para que encontremos diferentes y variadas formas de hacer pedazos un barco.
Al inicio del juego tendremos acceso a un extenso tutorial que nos irá explicando todas las mecánicas para desarmar con éxito cualquier embarcación. Es un tutorial bastante largo pero también muy útil para afrontar con garantías su gameplay y no caer en la repetitividad a las pocas horas de juego. Comenzaremos con únicamente dos herramientas a nuestra disposición: martillo y sierra. Podremos ir recopilando materiales para utilizar en el día a día y deberemos poner el foco en desmontar barcos para obtener piezas extra que nos ayuden en nuestro viaje.
Podremos ir vendiendo esos materiales para conseguir dinero que nos permita ampliar el número de herramientas que tenemos a mano y que nos irán facilitando el trabajo. Con el dinero también podremos mejorar las construcciones de nuestra pequeña comunidad e incluso ensamblar diferentes materiales para incrementar su valor de venta o su utilidad.
El gameplay es entretenido si sabemos valorar sus virtudes y no repetir siempre los mismos procesos. Sin embargo puede llegar a hacerse repetitivo si no nos interesa demasiado la temática o si acabamos perdiéndole el gusto a hacer siempre lo mismo. Ship Graveyard Simulator se acaba convirtiendo en un simulador más de entre los cientos que tenemos a nuestra disposición y no incluye ningún elemento rompedor que le haga sobresaltar sobre el resto de sus competidores.
Un apartado visual y sonoro discreto
Ship Graveyard Simulator tampoco cuenta con un apartado gráfico ni sonoro que destaque y que haga un poco más redonda su experiencia. El apartado gráfico podría definirse como demasiado plano y conservador con unas texturas que apuestas por un realismo cartoon que no llega a ser ni una cosa ni la otra. Afortunadamente es un juego libre de bugs y que al tratarse de una de las últimas versiones en salir al mercado nos llega pulida en ese sentido y no podemos esperar sorpresas desagradables.
Los efectos de sonido y sus melodías, al igual que sucede con su gameplay, pueden llegar a hacerse monótonos y repetitivos. En definitiva no cuenta con una banda sonora que nos vaya a hacer tararear en el metro. No obstante el juego llega perfectamente traducido a nuestro idioma y es un aspecto a agradecer debido a su extenso tutorial inicial y a su complejo y profundo sistema de compra-venta.
Conclusiones finales
Ship Graveyard Simulator se convierte en uno más de los cientos de simuladores de trabajo que existen en el mercado y no es capaz de introducir ningún elemento innovador que le haga destacar sobre el resto de títulos disponibles en el género. Pese a que cuenta con un gameplay que pone a nuestra disposición diversas opciones, al final caeremos en la repetitividad de un bucle jugable que no consigue sorprender.
PUNTOS FUERTES
- Variedad de herramientas y formas de desmontaje
PUNTOS DÉBILES
- Puede llegar a hacerse repetitivo
- Gráfica y sonoramente olvidable
- No aporta ningún elemento innovador