ANÁLISIS STAR OCEAN THE DIVINE FORCE
La mezcla perfecta entre fantasía y ciencia ficción vuelve una vez más de los maestros de los JRPGs, Square-Enix se arriesga con la sexta entrega de esta serie que supone la primer incursión de la franquicia en consolas de nueva generación.
Combates más trepidantes que nunca en la saga, un fuerte componente de exploración, personajes de anime y un viaje a través de las estrellas son solo algunos de los elementos que nos esperan en Star Ocean: The Divine Force, ¿estáis listos para emprender esta empresa?
La princesa guerrera y el transportista
La princesa Laeticia busca desesperadamente la forma de acabar con la tiranía de un reino invasor cuando conoce al transportista Raymond Lawrence, que no solo ha naufragado en su planeta después de un ataque de la Federación, sino que además, viene de otro mundo.
Juntos emprenderán la tarea de salvar el reino, reunir a antiguos camaradas, acabar con una plaga que asola a la población, y transportarnos a un nuevo viaje que mezcla lo mejor de la ciencia ficción y la fantasía.
Siguiendo los pasos de Tales of Xillia, desde un primer momento tendremos que elegir si seguir la historia de Raymond o de Laeticia, y es que aunque ambos personajes irán juntos de la mano casi desde el principio, dependiendo de nuestra elección viviremos puntos de vista diferentes.
Eso sí, en esta ocasión las diferencias serán menores a la saga de Bandai Namco, aunque si ofrecerá grandes cambios de cara a los finales del juego, por lo que la rejugabilidad está más que asegurada para aquellos que no quieren perderse detalle en la historia.
Y es que si tenemos que sacarle alguna pega a este cambio en la saga, diremos que la historia tarda bastante en arrancar, y aun que si pasan determinadas cosas mientras avanzamos, la cosa tarda bastante en ponerse seria y como nos gusta.
Aún así, la línea argumental sigue de cerca lo visto en las mejoras entregas de la saga y gustará a los fanáticos del género, teniendo todos los elementos de un buen JRPG.
Combates más frenéticos que nunca, ¿la evolución de la saga?
Uno de los puntos más importantes en esta saga siempre ha sido el sistema de combate, que pese a prescindir de los combates por turnos desde la primera entrega, siempre se ha mantenido en constante evolución.
En esta ocasión, contaremos con un sistema de PA, Puntos de Acción, que oscilarán entre 5 y 15 puntos. Dependiendo del ataque en cuestión, su coste podría ser menor o mayor, y cuando el contador llegue a cero, no podremos seguir atacando y tendremos que esperar unos segundos a que se recargue.
Aunque esto parezca darle un punto de vista más relajado a los combates, nada más lejos de la verdad, pues tarda realmente poco en cargarse, y ni notaremos que se baje si lo tenemos en los valores más altos -esquivando ataques y pillando desprevenidos a los enemigos-.
En definitiva, aunque podemos personalizar en gran medida los combos que hacemos gracias al tablero de habilidad, los combates se han vuelto más ágiles que nunca, perdiendo en parte la esencia de la saga -no hay magias-, lo que acerca a este juego más a lo visto en un hack-and-slash.
En contrapartida, esto ha eliminado el toque estratégico que tenía la saga, y aunque se conservan grandes elementos como los niveles, debilidades elementales, equipo, se echa de menos algunas carencias en las peleas.
La exploración y los escenarios, su mejor carta
No vamos a andarnos con rodeos, Star Ocean: The Divine Force nos ha dado una fuerte lección de como deben ser la exploración y los escenarios en un JRPG, una serie de pautas que ojalá no solo veamos más en esta saga sino en cualquier otra de la compañía.
En primer lugar, los escenarios son amplios y lineales por igual. Esto se ha conseguidos gracias a que la historia mantiene casi en todo momento un ritmo fijo y casi guiado de por donde debemos ir, encontrando una línea de escenarios conectados.
El caso es que cada escenario, ya sea bosque, llanura o ciudad cuenta con unas dimensiones más que apropiadas y grandes para este género, donde no solo importa el tamaño, sino también la ambientación, los saltos, tipos de enemigos y más importante de todo: la exploración.
Por primera vez en la saga los escenarios no son solo recorridos que debemos afrontar para llegar del punto A al punto B, también debemos explorarlos, y ojo porque tienen peligros, como sitios estrechos o acantilados en los que podemos caernos.
Para ello, contaremos con una herramienta que no vamos a desvelar, que nos permite no solo saltar alto, sino que además llegar a zonas inaccesibles, por lo que por tierra y aire, tendremos que explorar cada rincón para nos perdernos ni un solo detalle o cofre.
Esto explota la exploración como nunca antes en un JRPG, y hasta en las ciudades podemos sobrevolar los tejados para encontrar piezas de mejora o tesoros, por lo que escenarios que antes se recorrían en segundos, puede llevarnos horas, por no hablar de su maravilloso apartado gráfico, del que hablaremos a continuación.
Pros y contras en un apartado técnico decente
Nos ha costado bastante ponernos de acuerdo con este apartado ya que tenemos sentimientos encontrados. Por una parte, los escenarios son preciosos, así como la iluminación y los efectos visuales, no podríamos sacarles ninguna pega.
Por otra parte, Square-Enix no ha sacado todo su potencial en gráficos ni de lejos con esta entrega, encontramos diseños de personajes, enemigos y NPCs muy decentes, pero que podrían dar mucho más de sí.
Y es que aunque los diseños nos gustan en su totalidad, visualmente no destacan, llegando a parecer en muchas ocasiones que estamos en un título de hace dos generaciones debido a la falta de movimiento o facciones más desarrolladas.
A esto no le ayuda nada que muchos de los personajes jugables tengan menos personalidad que una piedra, recayendo todo el peso literario de la entrega en los dos principales, algo que como ya dijimos, hace que la historia tenga un ritmo un tanto irregular.
A esto hay que sumarle que, al menos en PS5, tenemos dos modos de juego, uno más centrado en la resolución y otro en el rendimiento… donde hemos encontrado bajones de fps en zonas sin demasiados detalles.
Esto nos ha llamado especialmente la atención ya que el juego no es ningún portento gráfico, pero por suerte no ocurre en zonas importantes donde la acción premie un rendimiento adecuado, pero nos ha dejado tocados.
Por suerte, el juego hace un uso decente de las capacidades de PS5, como los tiempos de carga, casi inexistentes entre zonas, o el uso del DualSense, que ha aprovechado bien la vibración háptica del mando, pero que podría haberle sacado un mejor partido.
Por suerte, a nivel sonoro es un juego totalmente excepcional, contando una vez más con la banda sonora de Motoi Sakuraba, quien ha trabajado estrechamente con este grupo como en Valkyrie Elysium o Tales of Arise.
No solo la banda sonora es fuerte y apropiada en combates y momentos tensos, sino también en algunas situaciones más relajadas como la ciudades o llanuras, donde resulta hasta relajante.
Tampoco hay que olvidar que contamos tanto con voces en inglés como en japonés, por lo que podremos decidir si jugar con una experiencia que recuerde más al anime, o si por el contrario contar con voces más occidentales.
Además, el apartado sonoro y los efectos de sonido, están muy ligados con lo visto en la saga, por lo que el aire de nostalgia que nos da jugar en cada momento, es una lección magistral de como mantener vivo el espíritu de una franquicia que 20 años después nos sigue apeteciendo jugar.
Conclusiones
Star Ocean: The Divine Force devuelve a esta saga al buen cauce después de los problemas de la quinta y cuarta entrega, aunque sin ser una de las mejores partes, cuenta con buenas bazas en su mano.
Una exploración y unos escenarios de infarto, así como un sistema de combate divertido aunque falto de profundidad, nos devuelve a una de las mejores sagas del género JRPG que se había perdido en el tiempo.
Echamos de menos una historia más profunda, unos personajes más carismáticos o mejor desarrollado así como un sistema de combate más rolero y algo menos frenético, pero sin duda la compañía va por buen camino.