Cuándo me fui a estudiar a Sevilla, dejé a mi familia en una situación complicada; entre discusiones y pena por ver como partía hacía lo desconocido. Sinceramente, me lo pasé de miedo allí. Aprendí de todo y cuando tocó volver me dio mucha pena pero la vida es exactamente ésto. Con Ys IX: Monstrum Nox he pasado por una fase que me ha recordado los orígenes de la franquicia en occidente y pocas veces puedes llegar a sentir algo así.
Muy pocos sabréis que la Serie Ys lleva con nosotros más de 30 años en nuestras vidas. Además de la rama principal, Ys cuenta con algún que otro spin off; una precuela; varias reinterpretaciones de sus capítulos e incluso un crossover con la otra gallina de los huevos de oro de Falcom: Legend of Heroes. A día de hoy, la saga goza de una intensa vida y alta popularidad en occidente; con entregas tan recientes como la remasterización de Ys: Memories of Celceta o Ys Origin que fue lanzado en todas las plataformas existentes, PlayStation 4 y PlayStation Vita incluida. Un servidor empezó su andadura con la sexta entrega llamada The Ark of Napishtim; en PSP curiosamente. Como dije en el primer párrafo; volver a jugar, tras casi 20 años después de mi primera vez, a la novena epopeya del pelirrojo ha sido tan satisfactorio que incluso la parte negativa la he dejado pasar.
Al final, la base de Ys sigue estando presente en este noveno capítulo pero con novedades que funcionan en mayor medida. Además de Adol; otros «Monstrum» nos acompañarán recorriendo la ciudad y sus callejuelas. No saldremos más allá de las murallas de la ciudad pero la exploración recordará a los sandbox occidentales. Para poder viajar a los diferentes distritos de Balduq, el grupo tendrá en su haber la tarea de destruir unos vórtices que nos teletransportará a una dimensión alterna. Básicamente, estas misiones beben de los Tower Defese; es decir, hay que defender un núcleo mientras derrotamos a los enemigos que vienen por oleadas. No se hacen pesados y tiene un par de variaciones de la fórmula… pero no llega a convencer ya que parece un minijuego de relleno mal puesto.
Otro apartado aún más redondo es sobre el sonido. La banda sonora, una vez más, es obra del veterano Falcom Sound Team jdk; marcando otro tanto de un trabajo inolvidable. Los temas transmiten la situación en la que los protagonistas se encuentran y además contamos con canciones muy curradas como Cloaca Maxima. El juego doblado completamente al inglés y al japonés, siendo esta última la recomendada ya que la inglesa chirría mucho algunas voces e incluso la traducción al inglés parece que se ha hecho con prisas.
Sobre sus gráficos y rendimiento, entramos en una mancha del juego. No se le puede pedir mucho a un título nicho como Ys y más sabiendo que Nihon Falcom prefiere centrarse en la jugabilidad y el sonido, pero en esta ocasión el diseño es bastante gris. Los escenarios cumplen sin más y las texturas de los personajes principales y la gran mayoría de secundarios tienen ese mimo mínimo… pero su mayor problema es que hay problemas de rendimiento cuando nos movemos por la ciudad o algunos sitios. En las mazmorras no hay apenas bajadas de frame pero tampoco es la panacea ya que la resolución también hace estragos. Como colofón negativo, al menos en la versión de PlayStation 4, tiene crasheos que entorpecen mucho y que hace minusvalorar esta obra.
Las ultimas aclaraciones es sobre la historia. Si bien, no es necesario jugar a los juegos anteriores, los fans contaremos con múltiples referencias al mundo de Ys. El guión es bastante completo y en algunas partes hay una información desorbitada -mucho texto; como buen vocablo millenial- pero quitando ese pequeño apunte, cada cierre de los capítulos de la aventura nos dejará con la boca abierta; que no es novedad en los proyectos de la compañía.
Ys IX: Monstrum Nox es un proyecto fantástico. Tiene esos problemas de rendimiento que puede cabrear a más de uno pero por otro lado también tiene una banda sonora impecable, unos personajes carismáticos y una jugabilidad que sigue brillando incluso en la gris Balduq. Porque incluso en la más profunda oscuridad siempre hay un atisbo de luz. Adol es esa luz y su legado, que permanece tan apegado a PlayStation, nunca debe de ser olvidado.