Su majestad Critica Prime Video
La monarquía española ha experimentado importantes sacudidas durante los últimos diez años, aproximadamente; principalmente, por los desmanes de todo tipo de Juan Carlos I. Teniendo en cuenta, además, la naturaleza particular de esta institución, donde los títulos se heredan por nacimiento, se crea un caldo de cultivo idóneo para la sátira y la crítica política.
Aquí entran en juego Borja Cobeaga y Diego San José (‘Pagafantas’, ‘Fe de etarras’, ‘No controles’), quienes han podido sacar adelante ‘Su majestad‘, serie disponible en Prime Video que, pese a sus altibajos, realiza un retrato valiente de algunos de los puntos más oscuros del Estado y, sorprendentemente, confecciona un retrato humano y cercano de una persona con, aparentemente, todos los rasgos para ser odiada.
De princesa a reina
En ‘Su majestad’, el rey Alfonso XIV (Pablo Derqui), monarca español ficticio, se aleja del país tras un escándalo de corrupción, dejando temporalmente al mando a su hija, la princesa Pilar (Anna Castillo), una joven con una vida desenfrenada que causa un escándalo constante en la opinión pública del país.
Sin duda, esta producción corría el enorme riesgo de adoptar una postura demasiado blanda para no generar polémica con unas figuras que han estado fuertemente protegidas en este país durante mucho tiempo. Más aún, teniendo en cuenta que grandes actores del sector audiovisual se están replegando hacia posiciones conservadoras ante el contexto sociopolítico mundial.
No obstante, debe reconocerse que, en ciertos aspectos, la serie ha ido a por todas, no solo apuntando a la institución monárquica, sino también a otros importantes centros de poder; especialmente, a unos magistrados del Tribunal Supremo a los que dedica un episodio entero en el que son mostrados como unos individuos decadentes que ejercen sus funciones de manera arbitraria. Obviamente, se trata de una visión exagerada, pero esto no quita que se trata de un dardo especialmente venenoso.
Dicho esto, Borja Cobeaga y Diego San José han sido lo suficientemente inteligentes y, aunque existen obvias referencias a acontecimientos reales que toda la sociedad española reconoce, estas apelaciones al imaginario colectivo han sido convenientemente limitadas, lo que, sin duda, reduce la potencial caducidad en lo que se refiere a visionados y revisionados en años venideros.
Un guion irregular
La puesta en escena de ‘Su majestad’ es funcional. El corazón de la obra se encuentra en el ritmo de las conversaciones, el carácter más o menos afilado de su humor y en la humanidad de sus personajes.
En este sentido, la serie presenta altibajos evidentes. El citado capítulo de los magistrados es el que mejor funciona, pues mezcla con armonía un humor afinado pese a no ser sutil, un dinámico discurrir de los acontecimientos y una expresiva tensión dramática de personajes que van asumiendo su posición en el mundo y lo que deben hacer ante ello.
Sin embargo, esto no siempre es así. Hay momentos en los que se percibe un cierto estancamiento en la progresión de los personajes, así como una reiteración de ciertos aspectos de la sátira que reduce inevitablemente el impacto de lo expuesto.
Por otro lado, la derivación hacia el thriller político del tramo final de la temporada no termina de funcionar del todo, adoleciendo de la fuerza necesaria que requiere lo narrado. Se realizan reflexiones interesantes sobre el poder y cómo devora a aquellos que deben gestionarlo, pero este cambio de tono no está lo suficientemente bien consolidado.
Una empatía sorprendente
La mayor virtud de la serie estriba en la creación de unos personajes que desafían los posibles prejuicios de los espectadores para abrazar una humanidad y unos anhelos sorprendentemente cercanos. Existe una preocupación genuina del espectador hacia ellos, aunque la monarquía no se encuentre precisamente entre sus instituciones mejor valoradas.
El personaje de la princesa Pilar se aprovecha del carisma natural de Anna Castillo, cuyas interpretaciones siempre transmiten a quien las ve la sensación de estar viendo a alguien presente en su día a día. En este caso, esto da lugar a una refrescante contradicción entre lo que debería ser Pilar por su posición social y lo que realmente es: una mujer con ganas de disfrutar de su juventud, con no pocos vicios de pija, pero también afectada por la necesidad de la validación paterna, un ansia prácticamente universal.
Ahora bien, es justo destacar el resultado obtenido por Ernesto Alterio con su Guillermo, secretario a su pesar de la princesa. Alterio entrega un personaje que muestra implacabilidad en su trabajo, pero que derrocha vulnerabilidad y tristeza por todos sus poros. La sensibilidad mostrada para lograr su interpretación eleva sensiblemente la valoración de la obra.
Conclusión
Borja Cobeaga y Diego San José suelen garantizar un mínimo de calidad. Lo han vuelto a lograr con ‘Su majestad‘. Destaca la valentía mostrada a la hora de hacer humor con ciertos aparatos del Estado, aunque la comedia no siempre funciona y la serie sufre ciertos estancamientos de ritmo.
El aspecto más brillante se encuentra en el diseño de sus personajes y la labor de sus intérpretes, aspectos que se revelan como el corazón del proyecto.
Puntos positivos:
- Humor valiente.
- Personajes cercanos y humanos.
Puntos negativos:
- Humor no siempre brillante.
- Ritmo mejorable.
