VERDICT GUILTY ANÁLISIS PARA NINTENDO SWITCH
Muchos son los títulos en la actualidad que buscan apelar a la nostalgia, a una época en la que miles y miles de jugadores disfrutaban sus tardes pegados a las recreativas de los salones de arcade con alguno de los videojuegos más emblemáticos de la historia de este mundillo. Un facto aparentemente de éxito seguro que en ocasiones se enfrenta a una comunidad clásica y exigente. ¿Habrá estado el protagonista de hoy a la altura de estas expectativas? Pues no penséis más y acompañadme en el análisis para Nintendo Switch de Verdict Guilty.
LUCHA CLÁSICA, GOLPE DEMOLEDOR
El títulos nos plantea una estructura sencilla donde si, contamos con una línea argumental a seguir a través de diferentes secciones y combates contra el roster completo de personajes, donde cada vez que derrotemos a uno de ellos, se irá añadiendo de forma rápida y sencilla un fragmento más a la historia general. Es una estructura que no gana en alardes ni en virtuosismo y es que precisamente este factor hace que el título gane en enteros en su disfrute y diversión y en el aprendizaje del funcionamiento de los diferentes personajes. Nos piden realizar ciertos movimientos y golpes, nos ubica en el trasfondo que hay detrás de cada luchador, y esto enriquece mucho la valoración global.
Claro está no todo es perfecto y es que las limitaciones de este proyecto también son claramente notables desde el principio. Lo podemos apreciar en la envergadura del mismo, en sus escenarios, en la fluidez del combate comparado con otros titanes de la industria actual y demás aspectos del producto. Sin embargo es evidente que ese no es su principal objetivo sino transmitir al jugador clásico y al novel la capacidad de viajar en el tiempo, al pasado, a una época más sencilla de los videojuegos y eso Verdict Guilty lo cumple a la perfección.
El roster de personajes y sus habilidades son reducidas como venía comentando, pero cada uno de ellos se siente distinto y con una personalidad única que aporta un gran estilo al título que junto a su majestuoso diseño pixel art, hacen del videojuego una apuesta segura y una experiencia que cumplirá con su cometido y las expectativas puestas en él. Un apartado visual muy pulido, una jugabilidad que cumple con lo deseado aunque con sus pequeños defectos y limitaciones y un apartado sonoro que transporta la auténtica alma de los recreativos de antaño.