Antes de ver Emily, me preguntaba si sería otra película de época que caería en la emotividad y el dramatismo desde una visión dulcificada. No podía equivocarme más. Este film dirigido por la conocida actriz Frances O’Connor ha sabido dar un vuelta de tuerca a su temática y alejarse de los típicos biopics en los que se ensalzan a la figura de un artista. Hace poco os hablaba de I Wanna Dance With Somebody, dedicada a la cantante Whitney Houston. Ambas películas no pueden estar más alejadas y así, en Emily, encontramos una visión, -curiosamente-, mucho más arriesgada y rompedora de lo que cabría esperar. La vida de la escritora de Cumbres Borrascosas poco o nada tiene de idílica. ¡Os lo cuento!
Crítica de Emily, el biopic de Emily Brontë
De la mano de Warner Brothers, nos llega esta película protagonizada por Emma Mackey, conocida por otros papeles como Muerte en el Nilo o Sex Education, en la que se explora la vida de la escritoria de Cumbres Borrascosas, Emily Brontë. La vida de la escritora, -lejos de ser un camino de rosas-, destaca por estar llena de conflictos y así se exploran en la película a través de una visión realista y nada idealizada de las situaciones. Temáticas como la pérdidas, el abuso de drogas o incluso lo paranormal están presentes en esta entrega que no duda en tomarse algunas licencias artísticas para acelerar el ritmo de una acción, a priori, que debería ser lenta.
Lejos de hacerse pesada, durante las dos horas que dura la película me he encontrado intrigada con lo que estaba viendo e hipnotizada por unas magníficas actuaciones de la protagonista y del actor Oliver Jackson-Cohen, conocido por La Maldición de Hill House. La vida de la escritora no se explora desde la infancia hasta su muerte, sino que mas bien abarca un periodo de su juventud en el que se explican los hechos que le llevan a escribir la famosa obra magnánima que ya conocemos. También resulta una forma magnífica de explicar las adversidades de la época en cuanto al rol de las mujeres por aquel entonces y la forma de superación y adaptación de estas.
Una visión actual del pasado
Siendo una película de época, la visión es totalmente actual. Frances O’Connor ha sabido cómo plasmar un tiempo dpasado y plantearlo para aquellos que incluso no conocen o no han leído a la escritora y la obra. De ahí que identifiquemos muchos temas que siguen ocurriendo en la actualidad como la ansiedad o el rechazo. Además, la puesta en escena también es muy interesante y se percibe una estilo muy particular de la directora en los planos de detalles, movimiento de manos o en la ausencia de música para dejar paso a la naturaleza salvaje cuando es necesario. Todo ello con un minimalismo visual, escasos escenarios y poca variedad de personajes en el centro del foco explorando así la soledad de Emily y su búsqueda de una motivación en la vida.
Sin embargo, si estas alturas todavía os estáis preguntando si merece la pena verla, ya os imaginaréis que mi respuesta es afirmativa. Emily es una película entretenida que explora diversas temáticas, así como a la par que interesante y cautivadora. Lamentablemente, guardo mis dudas sobre si el público actual querrá interesarse por la premisa de la película, así que os animo a ir a verla sin reservas ni ideas preconcebidas. Yo no esperada nada en particular y me ha sorprendido de forma positiva. Con 2023 recién estrenado, si no sabéis que ir a ver al cine, ya tenéis una idea. Eso sí, entendiendo cuál es la temática de la película.