EL LIBRO DE LAS SOLUCIONES
El cine fantástico está de celebración. El miércoles 8 de noviembre comenzó la 33ª edición del Festival de Cine Fantástico de la Universidad de Málaga (también conocido como Fancine). Después de nuestra positiva experiencia en la edición anterior, nos hemos unido un año más a esta cita clave para los fans del género fantástico y de terror de la ciudad de Málaga. Así, mi compañero Fernando y yo seremos los encargados de realizar la cobertura de un festival que, en esta ocasión, ha decidido tratar el tema del derecho a la vivienda bajo el tema «Home Sweet Home».
Nuestro viaje dio comienzo con una gala inaugural celebrada en el Cine Albéniz (la sede principal del festival) y presentada por la conocida youtuber Soy una pringada (Esty Quesada). Después de una introducción más extensa de lo previsto, se dio inicio al festival con la nueva obra de Michel Gondry, conocido por la película ‘¡Olvídate de mí!’ (Eternal Sunshine of the Spotless Mind), la serie ‘Kidding’ y, especialmente, su trabajo en videoclips de artistas como Daft Punk, Radiohead, Björk, The White Stripes, Kylie Minogue y Paul McCartney.
Estamos hablando de ‘El libro de las soluciones‘ (Le Livre des solutions), la primera película de Gondry en ocho años. Se trata de una comedia con ciertos puntos dramáticos que funciona como un relato casi autobiográfico de su autor a la hora de exponernos las dificultades que encuentra un creador a la hora de configurar su arte.
Así, nos narra la historia de Marc (Pierre Niney), un director de cine que tras la mala recepción de su película (de más de cuatro horas) por parte de los productores, decide escapar con ella y parte de su equipo (su montadora Charlotte y su asistente de producción Sylvia) para terminar la obra por su cuenta en la casa de su tía Denise, situada en la zona montañosa de Cévennes.
Una vez allí, decide abandonar su medicación y enfrentarse a la realidad del proceso creativo. En este sentido, ‘El libro de las soluciones’ funciona como un decálogo de todas las fases por las que puede pasar un autor a la hora de relacionarse con su obra. Nos encontramos a un director que desarrolla una relación de amor y odio hacia su creación.
Por un lado, le apasiona la primera parte de la creación, aquella en la que las ideas fluyen en la mente y todavía no tienen forma material: la magia de la propia creación. En este sentido, su protagonista nos resulta simpático por el ingenio que desprenden sus invenciones, llenas de creatividad y con el carácter artesanal que suele definir a Gondry.
Sin embargo, este personaje se puede tornar tedioso cuando apreciamos su incapacidad para enfrentar la realidad de sus creaciones, por ejemplo, negándose a ver el montaje de su propia película. En vez de intentar encauzar su proyecto, se embarca en nuevas y excitantes ideas, como una forma de huir de la realidad. Esto le hace tener una actitud catastrofista y tirana con su equipo, ya que les molesta y pide favores, siempre impulsado por la urgencia propia de las nuevas locas invenciones que se le ocurren.
Esta dinámica puede generar que nuestra relación con el protagonista sea confusa y nos encontremos en el mismo dilema que el resto de personajes, quienes le siguen apoyando hasta que no pueden más. No obstante, debemos entender que estamos ante una persona que se encuentra en un proceso de aprendizaje, tal y como relata en los diferentes libros que elabora a lo largo de la película. Es alguien que comete errores, que se deja llevar por sus miedos y frustraciones, pero que con todo ello, nunca deja de intentarlo. Al final ver el mundo bajo una lente diferente y lidiar con las consecuencias de ello puede ser complicado, pero entre todo el caos siempre se puede hallar algo de armonía (como en la escena de la orquesta, una de las mejores de la película).
Así, ‘El libro de las soluciones’ se mueve entre el relato autobiográfico, una carta de disculpa y un manual para los creadores. Primero, porque vemos mucho de Gondry en su protagonista y sus invenciones; segundo porque se preocupa en mostrarnos un personaje que sabe reconocer sus fallos y aprender de ellos y, finalmente, porque nos habla de lo doloroso que es ponerle fin a un proyecto (en parte, a una vida), pero lo inevitable y necesario que es.
Con todas estas ideas presentes, Michel Gondry desarrolla una película con tono juguetón, que sabe crear un humor absurdo, pero delicioso que cautiva al espectador. En la mayoría de su metraje, se aprecia que no hay un interés por contarnos una historia como tal, sino por mostrarnos el estado de su protagonista, sus fallos y sus aciertos. En ello tiene importancia el uso de una voice over (la voz del personaje) que hace presentes sus pensamientos y ocurrencias, por lo que el mayor peso cómico suele estar ahí.
Ante esta pérdida de hilo argumental, vemos cierta evolución en su parte final, ya que ‘El libro de las soluciones’ parece querer recuperar una estructura narrativa más tradicional para darnos un final más satisfactorio a nivel general. Puede que esto esté en sintonía con el propósito de su protagonista, pero para aquellos que nos sentimos embriagados por el ingenio y la locura de Gondry, tal vez se nos quede algo más impostado. Además, es inevitable que uno sienta la película algo vaga, como si le faltase cierta fuerza o cierta ambición de llegar más allá.
Por lo demás, encontramos una película que cumple en sus diferentes aspectos. La dirección alcanza cotas más sorprendentes cuando se deja llevar por el surrealismo y el guion navega de forma irregular, pero siempre en sintonía con las emociones de su protagonista. La fotografía es brillante y alegre, con colores saturados y presencia de lo rural. En el sonido destacan sus pocas escenas musicales y el uso de la ya mencionado voz over. El montaje acompaña el ritmo de la propia narración y resulta efectivo en las partes más absurdas.
Por tanto, ‘El libro de las soluciones’ es una propuesta interesante para dar comienzo a la edición del Fancine de este año. Por un lado, cumple a la hora de ser una película divertida y entretenida que puede gustar al público; pero al mismo tiempo, lo único fantástico que tiene es el característico estilo de su director, por lo que muchos pueden verse estafados en este sentido. No obstante, aunque no es la gran obra de Michel Gondry, sí que es una película disfrutable en muchos aspectos, aunque en muchos otros esté falta de ganas.
Puedes consultar nuestra cobertura del Fancine 2023 aquí mismo.
