Festival de Malaga Una Vida No Tan Simple
Este artículo está dedicado a ‘Una vida no tan simple‘, nuevo trabajo tras las cámaras de Félix Viscarret, quien estrenó hace escasos meses ‘No mires a los ojos‘, así como a la brasileña ‘Saudade fez morada aqui dentro‘, ganadora del premio a Mejor montaje en este festival (previamente, había triunfado en el Festival de Mar del Plata). Ambos largometrajes pertenecen a la Sección Oficial.
Por cierto, aquí tienes la lista completa de ganadores de esta edición del festival.
Vidas frustradas
‘Una vida no tan simple’ se centra en Isaías (Miki Esparbé), un arquitecto de 40 años estancado profesionalmente tras un inicio de carrera prometedor. Tampoco se encuentra en el mejor momento con su esposa Ainhoa (Olaya Caldera); en gran parte, por el agotador día a día inherente a criar dos hijos pequeños. Cuando empieza a sentir atracción por Sonia (Ana Polvorosa), madre de otro niño del colegio, la situación se complica sobremanera.
La noche es omnipresente, incluso cuando los niños juegan en el parque. Esta decisión contribuye a cimentar un tono melancólico, casi taciturno, atravesado por los sinsabores aparejados a la crisis de los 40. Eso sí, Viscarret tiene la feliz idea de aliñar esta temática aparentemente densa con una ligereza cómica que le sienta estupendamente.
Eleva el resultado general la labor de Miki Esparbé, quien transmite un digno patetismo con el que es casi imposible no sentirse identificado. También resulta destacable la química existente entre su personaje y los de un Álex García encantador, una Ana Polvorosa magnética y una Olaya Caldera brillante en el que es, probablemente, el rol menos agradecido de los cuatro.
Todos estos elementos dan como resultado una obra que se va introduciendo progresivamente bajo la piel con el paso de los minutos, constituyéndose finalmente como un título catártico. Posiblemente, ‘Una vida no tan simple’ no va a reducir la complejidad del día a día de nadie que la vea. Ahora bien, proporciona herramientas para separar lo esencial de lo meramente importante. No es poca cosa.
Una luz nace en Brasil
‘Saudade fez morada aqui dentro’ sigue a Bruno (Bruno Jefferson), un joven de 15 años que vive con su madre y su hermano en un pueblo pequeño de Brasil. Tras recibir la noticia de que va a perder la visión, debe enfrentarse a este varapalo, así como a otras cuestiones propias de su edad, como no ser correspondido por la chica que le gusta.
Esta película dirigida por Haroldo Borges corría el riesgo de cebarse con la miseria del personaje y optar por la pornografía emocional. No son pocas las historias con premisas similares que siguen este camino, éticamente cuestionable y artísticamente poco interesante.
Por suerte, la obra se acerca a la problemática de este chico con respeto y una vitalidad que de manera natural genera optimismo en el espectador, sin resultar por ello naíf. La fotografía y la realización acompañan a estos jóvenes sin caprichos estéticos que distraigan al público del corazón de la historia.
Tampoco la música busca la emotividad forzada en ningún momento. Por su parte, el montaje se muestra inteligente, tanto para dilatar la angustia de Bruno en determinados momentos como para, simplemente, observar.
Asimismo, los jóvenes actores merecen una mención especial. Especialmente, su protagonista Bruno Jefferson, cuya mayor virtud reside en el hecho de que nunca transmite la sensación de estar verdaderamente actuando. En cuanto a los intérpretes adultos, cumplen sólidamente con el rol auxiliar que les ha sido asignado.
En definitiva, ‘Saudade fez morada aqui dentro’ sobresale como una sorpresa muy agradable que, a su vez, visibiliza con gran delicadeza situaciones como la homosexualidad en entornos no demasiado sensibilizados con ella. Además, en palabras del propio director, funciona como metáfora de la ceguera que ha asolado Brasil durante los cuatro años en los que un ultraderechista como Jair Bolsonaro ha podido gobernar.
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