The Last of Us Serie Capitulo 1
El pasado lunes, llegó el momento que muchos esperábamos: el estreno de la adaptación realizada por HBO Max de esa obra maestra de los videojuegos llamada ‘The Last of Us‘. Los compañeros Alejandro Miguel y Raquel Cervantes ya pudieron hablar del primer episodio días antes de la emisión. Pues bien, regresamos en este artículo a ese capítulo inicial, pasados unos días de reflexión, para inaugurar el seguimiento especial de la serie que vamos a realizar durante los siguientes dos meses. Comenzamos.
A partir de aquí, habrá spoilers del primer episodio.
Un comienzo que despeja cualquier duda
El prólogo es realmente sorprendente. Se ambienta en una especie de programa de entrevistas de la ABC a finales de los años sesenta. Son pocos minutos que nos adelantan el mimo puesto por HBO Max en elementos como la fotografía. En este sentido, destaca el cambio a primeros planos cuando el personaje de John Hannah (‘Spartacus: Sangre y arena’) articula la parte más aterradora de su discurso.
Se trata de un comienzo verdaderamente inteligente. Es ameno, contextualiza la futura catástrofe para los neófitos, conversa con los videojugadores mediante una nueva y estimulante vía y, por encima de todo, establece un tono catastrofista que impregnará los siguientes minutos para recordarnos que algo verdaderamente aterrador se acerca. Asimismo, los creadores entienden que esta historia ha ganado tristes matices tras la pandemia de COVID-19 y aprovechan esta situación para lanzarnos un mensaje inquietante: hay escenarios mucho peores.
Tras los estupendos créditos iniciales, conocemos a Joel (Pedro Pascal) y, sobre todo, a su hija Sarah (Nico Parker). A partir de este punto, comienzan a despejarse las dudas acerca de la necesidad de esta adaptación. Los creadores entienden que una serie de televisión y un videojuego cuentan con lenguajes muy diferentes, de manera que usan este hecho en su beneficio.
De este modo, puesto que no necesitan enseñar mecánicas jugables a unos videojugadores, pueden emplear una generosa cantidad de minutos para centrarse en el personaje de Sarah. Irremediablemente, esto genera una mayor vinculación emocional con el espectador y posibilita que el momento de su muerte sea especialmente emotivo.
Por otro lado, la serie cuenta en este primer bloque del episodio con fugas hacia el terror perfectamente ejecutadas. Merece una mención especial el momento en el que, detrás de Sarah, su vecina anciana se retuerce por la infección mientras se mantiene desenfocada. Se trata de una decisión de fotografía bastante acertada que prueba de nueva el talento de Craig Mazin (showrunner de la serie) para el terror, quien ya escribió en ‘Chernobyl‘ algunos de los momentos más terroríficos de los últimos años.
Antes de que todo explote, ‘The Last of Us’ refuerza los lazos entre Joel y Sarah. Es una sabia decisión del guion (heredada de los videojuegos), pues el personaje de Joel orbitará durante toda la historia alrededor de la figura del padre protector y doliente de la propia Sarah y, posteriormente, de Ellie.
Cuando se desata el apocalipsis, experimentamos una última situación de horror puro con la definitiva conversión de la vecina anciana. Esto nos permite certificar que la música de Gustavo Santaolalla encaja estupendamente en la serie tanto para los momentos emotivos como para aquellos dominados por la tensión. Asimismo, nos permite ver el nuevo diseño de los infectados. Personalmente, lo considero acertado, pues la presencia en la boca de esa especie de pequeñas lianas aportan un carácter orgánico y realista más escalofriante.
Entonces, Joel, Sarah y Tommy (Gabriel Luna) escapan, lo que lleva a unos minutos donde se muestra esplendorosamente en pantalla todos los recursos con los que una superproducción de HBO Max puede contar. La dirección de fotografía nos corta el aliento, sobre todo, con su uso del plano secuencia y una perspectiva casi subjetiva en el interior del vehículo donde van los personajes. El diseño sonoro es inmersivo y nos atrapa en la acción. Los efectos visuales, por su parte, son imponentes (destaca el siniestro del avión).
Sin embargo, todo esto no sería más que un espectáculo de fuegos artificiales si no contara con el elemento que aporta el alma a toda ficción: la genuina emoción nacida de los personajes. Por suerte, ‘The Last of Us’ no tiene esa carencia. La muerte de Sarah, pese a ser calcada a la del videojuego, nos llega. Esto sucede por el buen trabajo del guion al acercarnos a Sarah, así como a su relación con Joel, pero sería imposible sin la descarnada actuación de un Pedro Pascal que se revela como una magnífica elección de casting.
Un segundo bloque necesario para el desarrollo de la serie
Una elipsis de 20 años (2023 en la nueva cronología de la serie) nos lleva a la zona de cuarentena en la que Joel sobrevive con trabajos penosos y como camello. Craig Mazin y Neil Druckmann, también director del videojuego, comentaron en el podcast semanal que acompaña la emisión de cada episodio (muy recomendable) que querían cerrar este primer capítulo con la imagen de Joel tirando el cadáver del niño infectado a las llamas.
No obstante, los productores les indicaron (con buen criterio, todo sea dicho) que existía la posibilidad de que el público no quisiera regresar en el segundo episodio con ese cierre. A fin de cuentas, el corazón de la historia se encuentra en la relación entre Joel y Ellie, por lo que no hubiera sido inteligente finalizar este comienzo de la serie sin el encuentro entre ambos.
Sin duda, el ritmo de este segundo bloque es menos trepidante. Hay quien puede tildarlo de alargado y aburrido. No estoy de acuerdo, pues la factura técnica y artística sigue contando con un gran nivel y, además, termina de establecer las bases de todo lo que está por venir en el resto de la temporada.
Así, aparecen personajes relevantes (en el caso de Ellie, esencial). Anna Torv (‘Fringe’, ‘Mindhunter’) está magnética como Tess. Su rol disfruta de más matices que en el videojuego, ya que la vemos como una persona que quiere a Joel (en esta ocasión, queda claro que son pareja), pero no duda en manipularle cuando lo cree conveniente. En cuanto a Marlene, Merle Dandridge (‘The Flight Attendant’) demuestra la misma solidez que con su interpretación en la obra original.
Qué decir de Bella Ramsey (‘Juego de tronos’) como Ellie. Solo necesita un gesto y una frase para desmontar los prejuicios de todos aquellos que pusieron el grito en el cielo contra su elección. Ahora bien, es su mirada cuando Joel golpea al guardia la que nos promete un fascinante caudal interpretativo por parte de la joven actriz. La aparente admiración que desprende hacia un acto tan violento resulta muy compleja y poderosa.
El diseño de producción continúa regalándonos una lograda zona de cuarentena llena de vida y semejante a la del videojuego. Además, la icónica estampa final con los edificios derruidos nos pone los dientes largos de cara a lo que la serie puede ofrecer en los siguientes episodios en lo que respecta a la ambientación.
Lo mejor debe estar por venir
Pese a todas estas virtudes, es justo señalar que, desde el punto de vista de la puesta en escena, podrían haberse tomado mayores riesgos en esta segunda parte del capítulo a la hora de diseñar la luz, el color, el movimiento y la composición de los planos. Por su parte, el desarrollo del personaje de Joel toma un camino comprensible aunque, quizás, algo trillado en ciertos aspectos, como en lo relativo a su adicción al alcohol y a las pastillas.
Son pegas menores para un punto de partida, por lo demás, brillante. Nos quedan dos meses para confirmar si este regreso televisivo a ‘The Last of Us’ es la gran adaptación que los amantes de los videojuegos han esperado durante tanto tiempo. Los ingredientes para ello están ahí, desde luego. Estaremos atentos.