Cuando Nicolas Doucet recogió el premio al mejor videojuego del año en The Game Awards 2024 fue seguramente uno de los días más emocionantes de su carrera y la de todo el Team Asobi. El director creativo de Astro Bot dio las gracias a la propia Sony por creer en el proyecto, algo lógico, pero lo que nadie no esperaba es que, el mismo Doucet, mencionara en su discurso a cierto cacharro de 64 bits que le cambió la vida. No escuchamos el nombre, pero si sabemos de qué hablaba: Sin Super Mario no habría existido Astro.
Parece mentira pero han pasado casi siete años desde el lanzamiento de la última gran entrega del fontanero, al menos en el mundo de las tres dimensiones. Formó parte del line up inicial de Nintendo Switch, dando inicio a una generación que sin duda iba a ser inolvidable para muchos de los fans de la marca japonesa. Vamos a hablar un poco de Super Mario Odyssey y de por qué es uno de los imprescindibles del catálogo.
Super Mario Odyssey – El viaje del fontanero
El inicio de Super Mario Odyssey me parece encantador: Bowser derrota a nuestro héroe y destroza su emblema, la gorra que hemos visto en tantísimos videojuegos a lo largo de las décadas. La premisa sigue siendo la tan trillada aventura de rescatar a Peach de las garras del eterno rival, con la excusa de viajar entre diferentes lugares y biomas. Todo es parecido, pero no lo es a la vez y todo esto es gracias a Cappy, que ayudará a Mario en su viaje.
Cappy hace la función de herramienta, siendo lanzado a través de los Joy-con o con el fantástico mando pro. Con un simple movimiento o pulsando un botón lo lanzamos; adelante o atrás, delado o haciendo curva. Mario también corre y hace acrobacias, evolucionando la manera de ver y jugar a un plataformas en tres dimensiones.
Aquí, a diferencia de Super Mario Galaxy y anteriores, estamos ante un mundo abierto, parecido a los sand-box de Rare como Banjo Kazooie y compañía. Cada bioma; cada llegada a una nueva zona se celebraba dentro del entorno del videojuego.
Cuando Super Mario Odyssey quiere dejar claro que es el mejor en lo que hace, lo consigue y sinceramente me cuesta pensar en un videojuego tan redondo como él en su género. La exploración por los diferentes lugares de alrededor del mundo me flipa bastante, con tantas actividades que hacer. Realmente, el videojuego premia cuando sientes esa curiosidad, si golpear ese árbol o meterme por un sitio un poco raro.
De hecho, algo que nunca me ha convencido, hasta ahora, eran los jefes finales. Pese a que creo firmemente que la dificultad en estos combates es nula en la inmensa mayoría, la presentación de la familia Brodals es historia del videojuego por la sencillez en entender a lo que te enfrentas. Se aleja de esas batallas más complejas pero vistosas en Super Mario Galaxy, pero gana en satisfacción.
Hablando de satisfacción, hay una sección al inicio del videojuego que llegas a una explanada llena de plantas y vegetaciones. Delante de Mario hay un dinosaurio enorme que da bastante miedete, hasta tal punto de casi no tener nada de sentido un bicho de tal tamaño en un videojuego así… hasta que lanzas a Cappy y empiezas a controlar a semejante bestia por el mapa.
Cappy teletransporta a Mario para que este controle el dinosaurio, una función divertida y que usaremos durante toda la aventura. Nunca he vuelto a sentir algo así, probablemente hasta el próximo Mario en 3D no vuelva a ver algo así y eso está bien.
Todo el tramo final de Super Mario Oddyssey me parece una oda a la brillantez. Mario se enfrenta a Bowser; cero sorpresas, pero que tengas que unir fuerzas -usando la habilidad de Cappy- para huir de lugar antes de derrumbarse… ojalá olvidarme de todo ello y volver a vivirlo, porque me parece uno de los momentos más icónicos de la historia de Super Mario.
Al final del día, Mario sigue siendo el mismo fontanero que salta, que salva a Peach y que derrota al malo de turno. El hombre de los mil trajes, de los millones de saltos y de las alegrías infinitas. El videojuego no gira alrededor de Nintendo, pero parte de la evolución ha sido gracias a Nintendo. Miyamoto ha dejado un legado imborrable para la mente muchas personas y dudo bastante que todo esto sea empañado en el futuro.
De suceder, ya que la industria del videojuego es así de puñetera, habríamos olvidado muchas de las lecciones que la compañía japonesa ha otorgado a lo largo de los años. Larga vida a Mario y compañía y ojalá veamos pronto su próxima gran aventura ¿Tal vez el 2 de abril, durante la presentación de Nintendo Switch 2?
