Análisis Wreckfest Nintendo Switch
Wreckfest tuvo una muy buena acogida en su llegada a las consolas gracias a un buen apartado técnico y la diversión que no dejaba de ofrecer durante todas las carreras, y ahora nos llega la versión de la consola híbrida de Nintendo y aquí estamos para aclarar si merece la pena o no.
En esta versión nos encontramos ante los mismos modos que ya teníamos en las anteriores versiones y, por lo tanto, no vamos a echar nada de menos en términos de jugabilidad ya que contaremos con su ya famosa destrucción y una buena conducción de unos vehículos que no son reales, sino que se inspiran en coches que todos conocemos y que sin duda cumplen con su cometido. Tenemos a nuestra disposición una gran cantidad de carreras, incluidas aquellas en las que debemos destruir a la cpu, en un modo de un jugador que nos dará para bastantes horas de diversión gracias también a la inteligencia de una cpu que no cesa en su intento por superarnos y que no duda en atacarnos para dañar al máximo nuestro vehículo.
El nivel técnico, algo que llamó la atención en las anteriores versiones, no deja de ser cumplidor pese a que se nota que estamos ante una versión algo menor pero que no nos impide disfrutar de un gran juego, y que se hace muy cómodo jugarlo en el modo portátil. A pesar de esto se notan una serie de puntos débiles como es, por ejemplo, la simplicidad de muchas de las pistas, o el menor detalle del público, aunque nada de esto afecta a su jugabilidad que es lo importante en esta versión.
Estamos sin duda ante una versión trabajada con mucho mimo para los jugadores de Nintendo do Switch y que, sin duda, podrán disfrutar de un muy buen juego de coches que se aleja de lo que estamos mas acostumbrados a ver últimamente, algo que es de agradecer.
