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Análisis de ‘Cat Quest III’: una encantadora nueva entrega que se mantiene fiel a la franquicia

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CAT QUEST 3 ANALISIS

Análisis de ‘Cat Quest 3’ para PS5

Desde 2017, hay una franquicia que nos ha enamorado por consolidarse en dos aspectos: ofrecer un RPG de acción accesible y ameno y, especialmente, por llenar nuestras pantallas de gatitos y otros animales igual de adorables. Así, la saga de Cat Quest, desarrollada por el estudio singapurense The Gentlebros, ha llegado a una tercera entrega que toma todo lo anterior y, aunque no arriesga, sí gana.

De hecho, mi compañero Óscar ya pudo adelantaros muchos detalles del Cat Quest III en unas primeras impresiones que daban las claves necesarias para entender el juego. Ahora, gracias a la distribuidora Meridiem Games, he podido disfrutar de la versión completa del videojuego en PlayStation 5 y, no solo he confirmado esas buenas impresiones iniciales, sino que he quedado maravillada con este juego (¿o más bien, miauravillada?). ¡Comenzamos!

Un pequeño paso adelante

Por circunstancias de la vida, esta experiencia con ‘Cat Quest III’ ha sido mi primer acercamiento con la franquicia. Esto me ha llevado a revisar gameplays y opiniones de las otras dos entregas para conocer desde qué punto partíamos y hasta cuál hemos llegado con este nuevo juego.

Lo más importante de todo es que no necesitas haber jugado al resto de entregas para disfrutar del juego ni para comprender su dinámica. Obviamente hay ciertas referencias internas (como el nombre del herrero) que se pierden si no tienes esa experiencia, pero no hay nada que limite tu capacidad de juego.

Cat Quest 3 Analisis

Más allá de eso, ha habido mejoras en los gráficos y animaciones del propio juego (que ya comentaremos), cierto reenfoque en el diseño del HUD, justificado también por el cambio de temática (¡los pirratas!) y cambios en el modo cooperativo (que ya se incorporó en la segunda entrega).

No obstante, no ha habido cambios sustanciales en la jugabilidad del juego ni en su diseño, por lo que se entiende que han tomado lo que ya funciona y simplemente han hecho que luzca mejor. No se puede decir que sea una entrega que arriesgue ni innove demasiado, pero seguramente tampoco le hace falta teniendo en cuenta su intención: dar lugar a una videojuego corto y satisfactorio.

La vida de un buen pirata

Esta nueva entrega toma la premisa habitual de la franquicia de Cat Quest: nuestro protagonista, un gato en busca de aventuras, tiene una marca en la cabeza que le señala como alguien con una habilidad especial que, además, tiene una misión que cumplir. Ese objetivo será el que marque nuestro desarrollo como jugadores a lo largo de la obra y que servirá como justificación de todo lo que nos encontremos y enfrentemos.

En el caso del ‘Cat Quest III’, nuestro protagonista tiene la marca de Los Buscantes, unos antiguos navegantes que protegieron el tesoro de la Estrella del Norte. Así, nuestro gatito, acompañado de otra figura felina de carácter etéreo, tratará de llegar hasta el tesoro mientras se enfrenta con diferentes enemigos y explora los mares y las islas del Gatibe.

Por si fuera poco, si jugáis en cooperativo, también os acompañará una gatita de la que, por desgracia (y a diferencia del ‘Cat Quest II’), no sabemos nada, por lo que se queda completamente relegada en el plano argumental. Sin embargo, en la jugabilidad es todo lo contrario. Además de existir mucha flexibilidad a la hora de incorporar o sacar al jugador 2 durante la partida (a través de los puestos de guardado), este acompañante podrá hablar con los NPCs, abrir cofres, controlar el barco, salvarnos la vida y luchar a nuestro lado.

Teniendo en cuenta el carácter sencillo del videojuego, su historia y sus personajes no van más allá de lo evidente. Nos cuenta una historia fácil de seguir que apuesta, sobre todo, por sacarnos una sonrisa y ablandar un poco nuestro corazoncito. Y es que, en su propósito de ofrecernos una experiencia encantadora, ‘Cat Quest III’ apuesta por la comedia efectiva y adorable, que vemos reflejada en sus juegos de palabras (añandiendo «miau» a ciertas palabras) y los nombres de sus personajes (cómo olvidar a Ratácula).

Además, también es muy consciente de cuál es su público y no duda en hacerles reír añadiendo referencias culturales sobre música, videojuegos y otros. En ese sentido, tiene un carácter meta que utiliza de manera bastante inteligente, incluso haciendo humor con dinámicas concretas que, como jugadores, experimentamos en los videojuegos (por ejemplo, fingiendo un enfrentamiento duro con un jefe y despachándolo antes de lo esperado).

En este sentido, al igual que en otros análisis, me gustaría resaltar el excelente trabajo de traducción que ha habido en la edición al español del ‘Cat Quest III’. Por todo lo que hemos comentado, se trataba de una misión complicada e, incluso, cabría esperar algún fallo lingüístico al ser un juego menos presupuesto que otros. Pero, por suerte, este no ha sido el caso y eso contribuye muchísimo a tener una buena experiencia de juego.

A pesar de no tratar temas muy profundos, el videojuego sí tiene un mensaje y unos valores claros que se suelen introducir en forma de moraleja al final de las historias que abarca. Se habla mucho de esas amistades que se convierten en una familia elegida cuando la propia no siempre nos cuida o del recuerdo de esos seres queridos que ya no están. Pero, al final, el tema que engloba todo el juego es el amor y las diferentes maneras que hay de amar y de perdonar, incluso equivocándonos en el camino. Esto contribuye a ese carácter entrañable que define al juego y pone un contrapunto al humor que hemos comentado.

A surcar los mares

Pero lo más interesante de ‘Cat Quest III’ reside en su jugabilidad y el modo en el que desarrolla el género de RPG de acción bajo sus propios términos. Una de las cosas más positivas que tiene el videojuego es que es accesible tanto para jugadores amateur como veteranos. Para aquellos que no tengan mucha habilidad práctica, será un juego ameno, y los que sí la tengan, podrán acercarse a él como un modo de divertirse con algo ligero. Y se agradece, porque no siempre es necesario poner a prueba nuestra tolerancia a la frustración como si de un ‘Souls’ se tratase.

De hecho, se nos ofrece elegir entre una dificultad fácil (si nos viéramos muy espesos) y una normal, que es la más recomendable para vivir una verdadera experiencia de juego. A partir de ahí, los retos a los que nos enfrentemos van a depender mayormente de nosotros. Esto se debe a que nos movemos por un mundo semiabierto, con un mapa bastante amplio en el que encontraremos diferentes islas que acogerán a los enemigos, mazmorras, tesoros y demás misiones secundarias.

En este sentido, ‘Cat Quest III’ nos da una libertad abrumadora como jugadores. Somos nosotros los que decidimos qué hacer y cuándo hacerlo y resulta muy sencillo abordarlo a través del mapa que podemos consultar, donde queda todo marcado y registrado. Esto también se ve potenciado por la organicidad que consigue la propia obra. Una vez que te ves inmerso en su mundo, resulta muy natural para el jugador adentrarse en la exploración, especialmente si uno tiene cierta tendencia a completar los juegos y conseguir trofeos. Resulta difícil pasar al lado de una isla y no pararse a mirar, lo que propicia que nuestra experiencia de juego sea más completa y diversa.

Obviamente, hay diferentes tipos de misiones y algunas son más tentadoras que otras. En este aspecto, encontramos cierta variedad y diferentes tipos de exigencias. Por ejemplo, posiblemente un puzle de piedras no nos lleve tanto tiempo como una mazmorra con enemigos y tesoros, pero tampoco nos va a generar la misma satisfacción. Ahí es donde se aprecia que el diseño de ‘Cat Quest III’ está muy cuidado, ya que entiende bien qué misiones son más gratificantes y, por tanto, cuáles deben tener más peso narrativo. Hay que tener en cuenta que la misión principal es la más sólida y se ve enriquecida y completada por ciertas misiones secundarias, lo que favorece el divertimento.

No obstante, esta libertad tiene su parte negativa. La dificultad de las islas y las misiones que contienen no es igual, por lo que es probable que de primeras pruebes en una y no triunfes para nada porque necesitas un mayor nivel y mejor equipamiento. Pero también es interesante pasar por esas derrotas para motivarte como jugador y luego abordarlas con una perspectiva nueva.

Por el contrario, cuando ya tienes más nivel y mejor equipo, también te encuentras con misiones y enemigos que se te han quedado un poco pequeños y que, en un breve enfrentamiento, son derrotados. Esto puede llegar a ser algo decepcionante y restar a la experiencia de juego, pero se entiende que es el precio a pagar por tener mayor libertad y flexibilidad en el resto de aspectos que hemos comentado.

No hay una única forma de ser pirata

Sin alejarnos de la idea de libertad que desprende el juego, esto se ve reflejado también en nuestra personalización de personaje y en el tipo de combate. Conforme vayamos derrotando enemigos y cumpliendo misiones, nuestro personaje subirá de nivel e irá consiguiendo distinto tipo de equipamiento, con el objetivo de hacerlo cada vez más poderoso. Como en entregas anteriores, podremos ir al puerto para mejorar nuestras armas y nuestros poderes mágicos, pero también (y esto es nuevo) para acudir a la taberna de Mamá Leches para exigir la recompensa de los jefes que vayamos combatiendo.

Así, nuestro personaje contará con vestuario personalizado (traje y accesorios para la cabeza), dos tipos de armas (una para combate cuerpo a cuerpo y otra a distancia), diferentes tipos de magia y amuletos de refuerzo. Cada uno de estos objetos tiene unas características determinadas, de forma que pueden subir nuestra capacidad de ataque, defensa, vida, magia, etc. Esta gran variedad de complementos nos permiten personalizar al personaje como queramos en función de nuestros intereses; puedes enfocarlo al ataque, la defensa, la magia o simplemente crear uno que sea lo más completo posible.

En el combate ocurre algo similar, ya que tenemos libertad a la hora de pelear con ataques cuerpo a cuerpo, usar armas a distancias (que tienen la limitación de las balas que gastas y luego se recargan pasado un tiempo) o practicar la magia. Sin embargo, el propio diseño del juego te lleva a experimentar con todo y sacarle provecho, incluso a adaptarlo en función de los jefes de nivel y sus ataques personalizados. De hecho, se integra muy bien esa dinámica porque, una vez que los derrotas, sueles adquirir su equipamiento, por lo que tienes la opción de usarlo conociendo ya su potencial.

Además, como novedad de esta tercera entrega, la franquicia ha incorporado el transporte y combate con un barco pirata que también se puede personalizar mejorando su ataque, cadencia de tiro, salud del casco y demás. Es un elemento que resulta imprescindible en el transporte, puesto que el flotador que consiguen los gatitos es poco práctico para trayectos largos. En el combate normal puede sernos útil y facilitar el enfrentamiento con los enemigos que nos esperan a la entrada de las islas, pero sobre todo tiene una función principal en los combates con navíos enemigos.

Posiblemente es uno de los elementos más innovadores de esta nueva entrega, pero la realidad es que tiene sus propias limitaciones. Pese al esfuerzo de haberlo incorporado de manera orgánica en el juego, los combates en barco resultan bastante pesados y aburridos. Consiste en repetir todo el rato lo mismo: dar vueltas con el barco para esquivar las balas enemigas y lanzar tus ataques en el momento oportuno. En ese sentido, podemos decir que es un riesgo que podría estar mejor ejecutado en la práctica.

Una delicia visual y sonora

Todo lo que hemos comentado hasta ahora no se apreciaría del mismo modo si el paquete que lo envuelve no fuera sumamente encantador. Pero, por suerte, ese es el caso de ‘Cat Quest III’. En él, encontramos una estética reconocible en el resto de la saga, con esa visión isométrica en 2.5D a la que sabe sacar verdadero provecho en la jugabilidad.

Del mismo modo, encontramos un estilo visual común en el acertado diseño de personajes, sus finos contornos o los llamativos colores. Se aprecia cierta maestría para captar la atención en lo importante y no sobresaturar ni confundir al jugador. De hecho, hasta los textos informativos y de diálogos que vemos parecen tener ese cuidado en su uso de tipografías, colores y resaltados.

Lo que sí se aprecia en esta nueva entrega de Cat Quest es una mejora en sus gráficos, sin grandes riesgos, pero acordes al tipo de animación que tiene, la cual vivimos de forma muy fluida como jugadores. La cámara se mueve sola, acompañando nuestros pasos, aunque sufre cierto parón cuando estás jugando en cooperativo y los dos jugadores se distancian demasiado. En esos momentos, se condiciona bastante la jugabilidad porque la cámara se queda prácticamente estática y tienes que hacer el esfuerzo de volver a juntarte con tu compañero.

Igualmente, tenemos un diseño sonoro que cumple a la perfección e, incluso, nos conquista por momentos. Aunque los efectos de sonido que tienen un carácter funcional, consiguen tener su propia personalidad, sobre todo con las onomatopeyas que hacen los distintos personajes (ya que no escuchamos sus voces). Pero posiblemente el mayor logro lo encontramos en su banda sonora, con pistas generales y otras personalizadas en función de la zona del mapa en la que estemos. Esto aporta cierta variedad sonora a los jugadores y, en mi caso, resultan ser melodías memorables que te acompañan una vez que apagas la consola.

Un juego agradable a la vez que conformista

Llego al final de este análisis con muchos aspectos que admirar y muy pocos que criticar. Es innegable que ‘Cat Quest III’ es muy buen juego teniendo en cuenta cuáles son sus ambiciones. No es un videojuego de gran presupuesto ni pretende cambiarte la vida, solo hacerte pasar un buen rato y… eso lo consigue y muy bien.

Con una duración de 10-15 horas, es un videojuego que cunde muchísimo aunque te pongas a ratos y juegues partidas breves. Resulta satisfactorio de explorar y, aunque pueda perder cierta sensación de novedad con el tiempo, siempre tiene un encanto intrínseco que consigue divertirte. Esto hace que la historia se quede un poco en segundo plano y que, incluso cuando llegue al final, te resulte demasiado brusco porque, simplemente, has estado en otras cosas. Pero el resto de elementos que te han entretenido y divertido acaban teniendo más peso.

Tal vez lo más inteligente que tiene esta nueva entrega es saber tomar lo que caracteriza a la franquicia y hacer que funcione de nuevo, pero posiblemente también es su peor defecto. Y es que los videojuegos, al igual que otros medios artísticos, deben tomar riesgos e ir más allá de lo conocido para poder avanzar, sorprender y enamorar de verdad. Pero si no es así, por lo menos se agradece que exista algo hecho con tanto cariño como ‘Cat Quest III’.

El análisis ha sido realizado con una copia del videojuego para PlayStation 5. 

Tenéis el videojuego disponible para PlayStation 5 y Nintendo Switch en formato digital y físico (en los principales distribuidores)

Reseña
Jugabilidad
8.3
Diseño visual y sonoro
8.5
Gráficos
8.1
Innovación
7
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Cineasta en progreso. Graduada en Comunicación Audiovisual. Estudiante de cine. Jefa de la sección de Cine y Series.
cat-quest-3-analisis-ps5'Cat Quest III' es una entrega más de la franquicia que toma lo que funciona y da un paso adelante. Sin embargo, se apreciaría un poco más de riesgo que no decide tomar, pero se compensa con un juego que tiene clara sus ambiciones y que cumple a la perfección. Una aventura entrañable y divertida hecha para todo tipo de jugadores que enamora con su estética y capacidad de personalización, pero que tiene sus propios límites en la jugabilidad.

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