NEW WORLD AETERNUM ANALISIS
Análisis de ‘New World: Aeternum’, una reinvención necesaria que no arriesga demasiado
Hoy nos acercamos a un videojuego que ha llegado cargado de controversia, especialmente para aquellos que se acercaron a él en su formato original. Hemos tenido la oportunidad de probar ‘New World: Aeternum‘, el nuevo videojuego de Amazon Games dirigido a la nueva generación de consolas que se anunció en el Summer Game Fest y llegó finalmente el pasado mes de octubre, tras nuestra valoración en unas primeras impresiones.
Gran parte de la polémica se debe a la denominación de esta reinvención como un nuevo videojuego, que se ha dirigido a un nuevo público (los jugadores de consolas) y se ha renovado partiendo de toda la experiencia obtenida a lo largo de los tres años en los que ‘New World’, el juego original, ha estado disponible. Durante ese tiempo, el juego no ha dejado de evolucionar e incorporar nuevos elementos en función de las peticiones de los propios jugadores, pero eso no ha evitado que el interés por él se haya ido reduciendo, especialmente teniendo en cuenta lo competitivo que es el universo de los videojuegos de multijugador online.
Tal vez por ello, Amazon Games ha decidido dar una nueva vida a este proyecto, dotándolo no solo de un nuevo nombre, sino también de varias características nuevas que han hecho que evolucione de un MMORPG al uso (un videojuego de rol multijugador masivo en línea) a un ARPG (un videojuego de rol de acción). Partiendo de esta premisa, podríamos considerar a ‘New World: Aeternum’ un experimento interesante, pero… ¿hasta qué punto esta ambición inicial se ha quedado en una simple anécdota?
¿Una nueva experiencia?
Pese a que no he podido jugar al ‘New World’, me parece importante discernir cuáles son las diferencias entre ese juego original y el que ahora se nos presenta. De una manera técnica, se puede decir que ‘New World: Aeternum’ incluye el Rise of the Angry Earth y todas sus actualizaciones, además del DLC ‘Rise of the Angry Earth’, pero también incluye nuevo contenido. Esta renovación no solo se refleja en su aspecto narrativo, sino también en sus gráficos y en ciertos aspectos de jugabilidad. Por poner un ejemplo, el final del juego (su endgame) ha sido completamente actualizado, al igual que varios niveles del propio videojuego.
También es importante la renovación que se ha hecho de cara a que el juego pueda disfrutarse en consolas, teniendo en cuenta que partía de un juego creado para PC. En este sentido, se ha realizado una mejora de la interfaz y una adaptación de los controles para que pueda jugarse perfectamente con mandos de consola. No obstante, es cierto que en el HUD se aprecia demasiado su origen de juego de ordenador, con la presencia y el uso del cursor y ciertas tipografías y tamaños de letra que resultan demasiado abrumadores y confusos.
Del mismo modo, la evolución de videojuego de rol multijugador online a videojuego de rol de acción se ha propiciado a través de varios elementos. Por un lado, se ha optado por guionizar más la experiencia del jugador, es decir, darle una base narrativa que le permita introducirse en la aventura de una manera más fácil y menos abrumadora, que se ve potenciada también con la elección de una clase inicial.
Por otro lado, también se ha trabajado la experiencia de modo que sea posible disfrutarla solo, sin necesidad de interactuar y coordinarse con otros jugadores. Esto último se ha reflejado también en ciertas decisiones visuales como mantener la jugabilidad en tercera persona, pero acercando más la cámara al personaje y propiciando la aparición de cinemáticas y momentos más «cinematográficos».
Lo que realmente encontramos
Partiendo de todo esto, ‘New World: Aeternum’ es un videojuego que mantiene la esencia de su juego base, pero ambiciona a llegar más lejos que él. Esto lo vemos a través de las distintas decisiones que se han tomado para enriquecer más la experiencia que, además, cuenta con un carácter crossplay, que permite que jugadores de PC y consolas puedan jugar entre ellos.
Arquetipos
Como tal encontramos todo lo que podría esperarse de un videojuego de rol multijugador online cuya jugabilidad se centra especialmente en la acción. De manera inicial, creamos a un personaje que tiene bastantes opciones de personalización estética, algo que suele ser importante para el tipo de público de estos videojuegos. En esta personalización, se incluye la elección de un arquetipo que, al menos de manera preliminar, influirá en nuestra forma de combate y las habilidades y oficios a los que nos enfocaremos.
Así, podremos elegir entre clases más enfocadas en la lucha cuerpo a cuerpo (como soldado o espadachín), otras dirigidas a la lucha con armas a distancia (como arquero o mosquetero) y algunas dedicadas a la magia (como mística u ocultista). Esta decisión tendrá especial relevancia en nuestro momento inicial como jugadores, cuando estamos adentrándonos a la experiencia y todavía no tenemos un conocimiento completo acerca de todas las posibilidades que nos ofrecen.
Armas
Dicho esto, a lo largo del juego, vamos a tener la posibilidad de usar las armas que queramos más allá de la clase que hayamos elegido. Siempre vamos a poder tener equipadas dos armas y esto nos permitirá combinar un combate más o menos directo en función de si utilizamos armas contundentes o a distancia. De hecho, se podría decir que el propio videojuego fuerza un poco esa dinámica, por lo que es interesante potenciarla nosotros mismos como jugadores.
Igualmente, cada arma tiene tres habilidades activas que podemos ir mejorando progresivamente. En este sentido, la elección de armas resulta incluso más importante que la de la clase, ya que es recomendable no perder el tiempo mejorando armas que luego no vamos a usar o vamos a cambiar por otras que, inevitablemente, van a ser peores por no tener esas habilidades mejoradas.
Habilidades de comercio
Al mismo tiempo, la mejora de armas está relacionada con las profesiones que desarrollamos. Con la elección del arquetipo (clase), vienen asociados tres habilidades de comercio distintas como la herrería, la joyería y la carpintería, entre muchas otras. Estas profesiones resultan importantes de cara a cómo nos involucramos en la economía del propio juego, donde existe una compra y venta de materiales y objetos elaborados por nosotros mismos u otros jugadores.
De hecho, muchas de las misiones secundarias que nos proponen están relacionadas con esa mejora de oficios, ya que debemos recolectar materiales o realizar actividades concretas como talar árboles, fabricar objetos, cazar y pescar animales y preparar comidas. Así, el resto de misiones secundarias estarán relacionadas con la propia narrativa del juego y nos llevarán a ayudar a otros personajes o investigar misterios.
Puntos de experiencia
Conforme vayamos avanzando en la historia, a través del cumplimiento de misiones, el desarrollo de actividades y el combate con enemigos, nuestro personaje irá subiendo de nivel. Este avance nos proporcionará puntos de experiencia que podremos dedicar a mejorar cinco categorías de nuestro personaje. Cada una de ellas está enfocada a un aspecto de la jugabilidad.
La fuerza se relaciona con el uso de armas contundentes, mientras que la destreza será más útil para el uso de floretes y arcos y la inteligencia para el uso de armas y poderes mágicos. Asimismo, también hay categorías más genéricas como la concentración, que nos permite mejorar nuestra capacidad de sanación y la constitución, que influirá en nuestro nivel de vida.
Historia y zonas
Todas las mecánicas mencionadas tienen lugar en el contexto del juego. ‘New World: Aeternum’ se mueve en un escenario que mezcla realidad y ficción o, mejor dicho, historia y fantasía. Nuestra aventura se ambienta en el siglo XVII y nos introduce como tripulantes de un barco que se dirige a un mundo lleno de riquezas, pero durante este viaje sufrimos el ataque de unas creaturas (similares a zombies) que parecen estar poseídas por algún tipo de fuerza maligna. Este enfrentamiento propicia nuestro naufragio en la isla de Aeternum, por la cual nos moveremos conocimiento a nuevos personajes y enfrentando a enemigos que parecen estar controlados por una especie de hechicera malvada que tiene la habilidad de introducirse en nuestros pensamientos.
A simple vista, no estamos frente a una historia muy innovadora en lo creativo, ya que mezcla los elementos habituales en este tipo de videojuegos. Lo que sí es cierto es estamos frente a una historia bastante larga y lo suficientemente rica como para que siempre estés descubriendo más sobre ella, ya sea hablando con otros personajes, consiguiendo coleccionables o explorando las diferentes zonas del mundo. Por tanto, no estamos ante una trama muy atractiva en lo narrativo, pero sí bastante completa.
Posiblemente el mayor interés también reside en las diferentes zonas por las que nos movemos en el juego a través de la exploración de su mundo abierto. En estas zonas, apreciamos la inspiración que los creadores han tomado de distintas mitologías, civilizaciones y épocas históricas. Cada zona tiene sus propios lores, personajes y entornos (con su propia fauna y flora) lo que genera cierta variedad visual a la hora de jugar.
Diseño artístico
Todo ese imaginario visual se expresa a través de un diseño artístico apreciable. Se nota que ha habido un esfuerzo por mezclar y jugar con muchos referentes y diferenciarlos a través de elementos como la luz, el color, las texturas o los diseños de los entornos. Aún así, es cierto que ‘New World: Aeternum’ tiene esa estética recargada y algo hortera que suele caracterizar a los videojuegos que se acercan a la fantasía y apuestan por colores saturados y luces llamativas. Por ello, a nivel personal es algo que no termino de valorar demasiado, ya que, aunque encaje dentro del estilo del videojuego, no la veo especialmente bella ni tampoco innovadora artísticamente hablando.
Mi opinión cambia un poco si nos centramos en la música que, curiosamente, es obra de dos compositores bastantes reconocidos como son Ramin Djawadi y Brandon Campbell, ambos presentes en la banda sonora de la serie de ‘Juego de Tronos’. No es una música muy sorprendente, ya que se mueve en el terreno de lo épico y cumple una función efectista, pero es una música de calidad que cumple con creces su objetivo. También funcionan bastante bien los efectos sonoros del videojuego, sobre todo aquello asociados a acciones como la tala de árboles, aunque en ocasiones parecen tener demasiada presencia en la banda sonora del juego (por ser tan numerosos y tener un volumen alto).
Jugabilidad
A la hora de abordar la jugabilidad, resulta de vital importancia el modo en el que nos relacionamos como jugadores con la experiencia. Una vez que salimos del sencillo tutorial, tenemos diferentes misiones principales (más importantes a nivel narrativo) y secundarias (más importantes para ganar práctica) que debemos ir completando. Esto propicia que podamos movernos por el mundo de manera solitaria, sin relacionarnos necesariamente con otros jugadores.
No obstante, la presencia de estos jugadores va a ser constante. Vamos a cruzarnos con ellos y verlos hacer diferentes acciones, lo cual aporta una mayor inmersión en ese universo. De hecho, vamos a poder ayudarlos, pero también vamos a competir con ellos por los recursos, lo que aporta cierto realismo. Lo que es innegable es que, por mucho que queramos y podamos avanzar en el juego de forma autónoma, hay una gran variedad de oportunidades de multijugador que nos estaremos perdiendo. Y sí, como suele ocurrir, están relacionadas mayormente con el combate.
Así, más allá de la campaña de la historia principal y ciertas pruebas en solitario con recompensas individuales, podemos disputar en arenas (combates de eliminación 3 contra 3 al mejor de cinco partidas), expediciones de cuatro personas (misiones secundarios tipo mazmorras), incursiones (equipos se enfrentan a jefes del propio juego), áreas sin ley (zonas de mundo abierto donde se enfrentan jugadores entre ellos y contra la máquina), asaltos a puestos remotos (conquista de tres puestos remotos con equipos de 20 jugadores), invasiones (defensa de los puestos de la facción frente a enemigos) y carreras de influencia y guerras (enfrentamientos entre facciones por conquista de territorios).
En estas posibilidades, se hablan de conceptos como compañías, facciones, puestos y territorios que se explican en función de cómo nos organizamos con otros jugadores. De primeras, podemos formar equipos con hasta 50 jugadores, las cuales irán recopilando recompensas que gestionaran los jefes de dichas compañías. Esta pertenencia a una compañía nos permite avanzar en el juego ayudando y contando con la ayuda de otros jugadores y abren la posibilidad de desarrollar algunas de esas actividades colectivas.
Por otro lado, también están las facciones, a las cuales nos podemos unir una vez que alcanzamos el nivel 17. Podemos elegir entre tres tipos de facciones (el Pacto, los Saqueadores y el Sindicato) y cada una de ellas tiene una mayor influencia en una zona. A partir de ahí podemos trazar una estrategia basada en unirnos a la facción dominante de la zona para beneficiarnos de su poder o acercarnos a otra menos fuerte para tratar de mejorar su situación a través de la conquista de puestos y territorios.
Esto en cierto modo nos lleva al combate, que no tiene nada desconocido ni sorprendente. Tenemos la posibilidad de utilizar dos armas, con ataques especiales que necesitan un tiempo para recargarse. Durante el enfrentamiento, podemos bloquear los ataques del enemigo y también esquivar, lo que propicia un tipo de combate soulslike. Estos movimientos se verán influidos por el peso de nuestro equipo, pudiendo ralentizarnos si cargamos con muchas cosas.
A nivel de diseño, existe cierta repetición en la ejecución de los combates que se ve compensada por ciertos matices. Por un lado, la máquina tiene cierta habilidad para actualizar los enemigos rápidamente cuando estamos realizando misiones y coincidimos con otros jugadores. Por otro lado, si no elegimos los enemigos adecuados en el tiempo que corresponde, es decir, si nos encontramos con enemigos demasiado exigentes para nuestra habilidad presente, nos vamos a encontrar con combates bastante exigentes, lo cual aporta cierta tensión y dinamismo a la experiencia.
Rendimiento y calidad gráfica
Conociendo opiniones de jugadores veteranos, se puede reconocer que ‘New World: Aeternum’ es un juego más dinámico y fluido. Sus gráficos han dado también un paso adelante y pueden resultar llamativos teniendo en cuenta la calidad gráfica de otros MMORPG. Pero también tenemos que ser realistas, sobre todo en lo relativo a sus animaciones que, aunque hayan mejorado, siguen siendo bastante toscas y parecen estar algo anticuadas.
Además, tenemos que tener en cuenta que es un juego que se ha dirigido a consolas de última generación y no parece explotar del todo las posibilidades de éstas. A nivel de rendimiento, no se aprecian demasiado problemas, aunque puede haber ciertas caídas de frames en función del contexto (por ejemplo, con eventos muy multitudinarios). También se nos da a elegir entre un modo calidad a 30 fotogramas por segundo y otro de rendimiento a 60 fps que, posiblemente, sea el más adecuado para este tipo de juego.
Algunas que otras carencias
De cara a la conclusión, me gustaría destacar un par de errores que resultan sorprendentes teniendo en cuenta el origen y el trabajo detrás de ‘New World: Aeternum’. Uno de ellos es los problemas asociados a la jugabilidad del mando. En ocasiones, cuando pulsamos varias teclas del mando sucesivamente y de manera rápida, la interfaz parece no reconocer esas acciones, lo que impide que haya más fluidez, por ejemplo, en los combates.
Otro aspecto cuestionable reside en los problemas de sonido que encontramos cuando los personajes hablan. Además de animaciones torpes que provocan que escuchemos las voces y no veamos al personaje mover la boca, encontramos cambios de doblaje bruscos en función de la línea de diálogo. Si a esto le sumas que tampoco hay una buena sincronización de los subtítulos, los cuales desaparecen en mitad de una frase, las interacciones de los personajes resultan caóticas y rompen cierta inmersión en la historia. Eso sí, hay que valorar que haya un doblaje en español y que no esté mal a nivel de voces, aunque la desincronización del sonido y las animaciones estáticas se carguen este trabajo.
En conclusión
‘New World: Aeternum’ es más un juego reinventado que un juego nuevo en sí. Su experimento de mezclar elementos de rol de acción con otros de rol multijugador online resultan interesantes, pero no van más allá de lo que conocemos. Se agradece que se haya dado un mayor peso a la narrativa y se haya potenciado una experiencia individual que no obligue a los jugadores a relacionarse con otros, pero al mismo tiempo uno siente que pierde mucho si no se involucra en la experiencia cooperativa.
A nivel visual, sonoro y de rendimiento estamos ante un juego aceptable y entretenido, pero que ha tomado un riesgo relativo. No hay nada en él que sea lo suficientemente sorprendente o innovador como para que destaque. Por eso, considero que su apreciación va a depender mucho del jugador que se acerque: los veteranos del anterior ‘New World’ pueden disfrutarlo como una experiencia enriquecida; a los aficionados a los MMORPG puede llamarles la atención por su combinación de elementos; los seguidores del ARPG pueden verse algo confusos por su carácter de multijugador; y los jugadores ajenos a estos dos géneros pueden verse directamente abrumados por la cantidad de contenido y horas que hay que dedicarle.