FESTIVAL DE MALAGA 2024
El cine español sigue de celebración. Una vez concluidos los Premios Goya, junto a otros como los Premios Feroz y Premios Forqué, merece la pena centrar nuestra atención en los diferentes festivales de cine que se desarrollan en nuestro país a lo largo del año. Uno de los más destacados (y queridos en nuestra redacción) es el prestigioso Festival de Málaga que, en esta ocasión, va a celebrar su 27ª edición del 1 al 10 de marzo en la ciudad malacitana.
Como una forma de calentar motores de cara a esta cuenta atrás, hemos decidido hacer un repaso de las distintas obras que formaron parte de la programación de la edición del año pasado, cuya cobertura realicé en colaboración con mi compañero Fernando Criado. Así, hemos optado por elaborar una selección con las que consideramos las diez mejores películas que pudimos ver en la 26ª edición del Festival de Málaga.
Cabe señalar que el orden elegido para presentarlas se basa en el recorrido y el reconocimiento que han tenido las obras hasta el día actual más allá de cuál sea mi opinión personal sobre las mismas. Además, hemos organizado la lista en dos artículos (siendo este el primero), donde combinamos obras con mayor y menor recorrido.
Del mismo modo, nos hemos encargado de elaborar una pequeña ficha informativa sobre ellas y recopilar las críticas realizadas sobre las mismas, además de las opciones existentes para poder revisitar estas obras a través de plataformas de streaming (señaladas al final de cada reseña). ¡Allá vamos!
AVISO: Puedes consultar los trailers de cada película pinchando sobre la ficha técnica.
‘20.000 especies de abejas’
Empezamos con la gran ganadora de la pasada edición del Festival de Málaga, ya que, además de obtener el premio a Mejor actriz de reparto para Patricia López Arnaiz, se llevó la Biznaga de Oro a la Mejor Película. No obstante, tanto de forma previa como posterior, el debut de Estibaliz Urresola ha tenido un recorrido muy destacable, coronado finalmente con su reconocimiento en los Premios Goya (donde obtuvo el premio a Mejor Dirección Novel, Mejor Guion Original y Mejor Actriz de Reparto).
De este modo, ‘20.000 especies de abejas’ es el ejemplo perfecto de la tendencia que ha seguido el Festival de Málaga últimamente y que también podemos observar en las ganadoras de ediciones anteriores como ‘Las niñas‘ de Pilar Palomero y ‘Cinco lobitos‘ de Alauda Ruiz de Azúa. Todas ellas son obras que fueron premiadas en el festival y que, posteriormente, han sido igualmente valoradas por crítica, público y premios, siendo obras muy destacadas dentro del cine español de los últimos años.
Con este reconocimiento, se ha dado valor al debut de directoras que nos traen historias intimistas, con un estilo natural, pero al mismo tiempo completamente personal, donde también existe una gran carga dramática y conceptual. En el caso de ‘20.000 especies de abejas’, Urresola se centra en la autodeterminación de género de una niña que está intentando descubrir quién es, a la vez que exige el espacio y la comprensión necesaria para simplemente ser. Así, descubrimos el camino de liberación de esta niña trans y de un entorno familiar que, bajo sus propios miedos y certezas, trata de comprenderla y acompañarla.
Con esta conmovedora historia, Urresola y su equipo elaboran un marco donde la naturalidad (y la naturaleza) son la clave para tratar un tema tan importante (como los derechos de la infancia trans) de la forma que lo merece. Todo el apartado técnico destaca por ser realista, natural, sin artificios, de forma que el espectador pueda sumergirse sin esfuerzo en la intimidad de la protagonista y su familia, como un testigo que tiene sus propias dudas, convencimientos y miedos.
Al mismo tiempo, la presencia de la naturaleza (de lo rural, del campo y de todo lo que allí existe) es lo que termina de afianzar el mensaje de la obra, ya que el modo en el que la protagonista se relaciona con ella de mano de su tía, nos enseña que existir y ser del modo que realmente somos es tan natural como cualquier otra cosa. Esta esencia también es perceptible en el tono general de la obra, muy sustentado por las maravillosas interpretaciones de su reparto, que muestran un acercamiento al tema de una manera realista a la vez que respetuosa, muy alejada de los clichés o los prejuicios que, por desgracia, suelen presentarse.
Por todo ello, considero que es una obra bastante destacable y, sobre todo, muy necesaria en los tiempos en los que nos encontramos, donde los derechos de las personas trans son vulnerados de forma constante y su existencia es puesta en cuestión. Es una película que se disfruta en su visionado y que da para la reflexión y el debate posterior. No obstante, es cierto que, a diferencia de otras ganadoras del festival, es una obra que ha convivido menos conmigo y he tenido menos presente una vez pasado el tiempo. Aún así, no tengo dudas a la hora de decir que ha sido de lo mejor del cine español de este último año.
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‘Rebelión’
Aunque el recorrido de ‘Rebelión’ por el momento ha sido algo limitado, resulta interesante revisitar esta obra por lo que nos propone. En los últimos años y a raíz del éxito comercial de ‘Bohemian Rhapsody’, la cartelera se ha visto invadida por un montón de biopics musicales, desde propuestas más interesantes como ‘Elvis’ hasta otras más puramente comerciales como ‘Whitney Houston: I Wanna Dance with Somebody’.
En el caso de ‘Rebelión’, nos encontramos con una película atípica respecto al género que quiere abordar, puesto que descubrimos el devenir del protagonista (Joe Arroyo, el cantante colombiano de salsa más importante de la historia) a través de pasajes ficcionados que se revelan como recuerdos fragmentados de su propia vida.
Además, el retrato de este icono se aleja de los detalles puramente sensacionalistas para dar importancia a lo que realmente se lo merece. La música es el tema que atraviesa la película; en lo narrativo, se nos muestra cómo Arroyo se relaciona con este arte que es su refugio y su condena; en lo técnico, se crean escenas con una gran fuerza visual y sonora, donde nos vemos inmersos en el proceso creativo del protagonista.
De este modo, se construyen grandes momentos musicales donde apreciamos el talento de Arroyo y la importancia de su lucha a través de los procesos de composición, grabación, actuación e, incluso, de los momentos más íntimos y personales. A todo ello, hay que sumar su hipnótica dirección, su emocionante diseño de sonido, su inmersivo diseño fotográfico y artístico y unas desgarradoras actuaciones que consiguen apelarnos más allá de lo puramente textual.
Todo ello configura una experiencia completamente sensorial, que nos propone un viaje a través de la imagen y la música, utilizando el silencio para recordar, reflexionar y reivindicar, y dando lugar a una obra bastante memorable.
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‘Una vida no tan simple’
Acudimos al último largometraje de Félix Viscarret, conocido por el éxito de ‘Bajo las estrellas’ y de notable actualidad por su participación en ‘Galgos’, la nueva serie de Movistar. En este caso, nos encontramos con una obra que podría calificarse como autobiográfica, aunque realmente podría ser la biografía de cualquier hombre cercano a los cuarenta años, casado y con hijos, agotado por la cotidianeidad de su vida y desilusionado con su vida laboral.
En este sentido, cabe la posibilidad de plantearse el sentido de una película que no nos traslada a grandes mundos de ficción ni nos descubre una historia muy ajena a nuestra realidad más mundana, sobre todo para aquellos que entienden el cine únicamente como un medio de entretenimiento y evasión. En este caso, ‘Una vida no tan simple’ hace todo lo contrario, ya que nos presenta a unos personajes corrientes con vidas cotidianas que se enfrentan a miedos y dudas completamente normales.
Sin embargo, este planteamiento es lo que convierte a la película en una experiencia catártica, que nos proporciona un espacio donde vernos reflejados, donde temer, donde equivocarse y donde rectificar. Una de las claves de ello está en la lograda mezcla de drama y comedia que Viscarret alcanza.
Por un lado, empatizamos con el desencanto de unos personajes en crisis, que cuestionan su lugar en el mundo y el devenir de su existencia. Por otro, esa misma identificación es la que hace que el humor florezca gracias a la honestidad (e incluso patetismo) de los personajes, que nos llega de una forma entrañable a la vez que cómica.
Esta alquimia también está presente en la parte técnica de la película, con la presencia constante de la noche y la vulnerabilidad inherente a ella e incluso con unas mañanas grises, unas oficinas oscuras y, en general, con una realidad de lo más melancólica que encaja a la perfección con el tono de la obra. Así, tiene mucho peso las localizaciones y la situación de los protagonistas en ella, también el modo en el que se acercan y alejan, al igual que la forma en la que el interior de sus mentes controla la percepción de su realidad.
También cabe destacar la excelente elección del reparto con grandes nombres como Miki Esparbé, Álex García, Ana Polvorosa y Olaya Caldera. Todos ellos consiguen crear personajes únicos, con identidad propia, cargados de realidad y honestidad y con una química palpable que conecta de forma directa con el espectador. Por tanto, estamos ante una obra apreciable que puede levantarnos de la forma más simple un día malo y sacarnos alguna que otra sonrisa.
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‘Empieza el baile’
Pasamos a otra de las obras iberoamericanas que marcaron el Festival de Málaga y que, en esta ocasión, fue una de las más queridas por el público de esa edición. ‘Empieza el baile’ supone la vuelta al cine argentino por parte de su directora, Marina Seresesky, con una road movie que combina drama y comedia (una mezcla habitual en la autora) y que nos presenta un relato nostálgico cargado de sensibilidad.
A pesar de su caótico inicio que trata de enlazar el presente de España y Argentina, la película alcanza un camino adecuado cuando se reúnen su maravilloso trío protagonista bajo las interpretaciones de Darío Grandinetti (‘Relatos salvajes’), Mercedes Morán (‘Diarios de motocicleta’) y Jorge Marrale (‘El faro del sur’). Así, nos encontramos a unos personajes que han alcanzado una etapa de madurez alejada de un pasado marcado por el tango, el amor y la amistad.
Como una forma de cerrar viejas heridas y reconciliar antiguas relaciones, estos tres personajes se embarcan de nuevo en un viaje como los de antaño, donde habrá pasionales enfrentamientos y conmovedores descubrimientos. De este modo, el peso de la película recae sobre todo en sus intérpretes, quienes consiguen con creces crear unos personajes vulnerables y llenos de fuerza.
Como telón de fondo, encontramos la Argentina rural y muchas veces olvidada, que remarca la reflexión de la película acerca del paso del tiempo, de aquello que dejamos atrás y que, sin embargo, nos sigue acompañando toda la vida y conforma, de manera inevitable, nuestra identidad, lo que realmente somos.
Este mensaje se ve reforzado en la parte técnica por la dirección y la fotografía, donde predomina los tonos claros, los espacios abiertos y la belleza de los caminos, los bares de carretera y los hostales de paso. Esta oda al pasado también está presente en el apartado sonoro con la música de los tangos, que gana mayor peso ante la inexistencia del baile y funciona como un elemento evocativo y emocional.
Pese a ello, no sería desacertado calificar a ‘Empieza el baile’ como una película irregular, con momentos divertidos y emotivos y otros algo más anodinos. Tal vez funcione mejor para aquellos que viven más en la nostalgia del pasado que en la realidad del presente porque, una vez que sus protagonistas la alcanzan, no terminamos de sentirnos emocionados por ella. No obstante, sus sinceras actuaciones y su comicidad natural puede proporcionarnos un visionado de lo más agradable.
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‘Asedio’
Terminamos con la única película de la lista que no competió en Sección Oficial, sino que fue presentada en forma de preestreno en la sección Málaga Premiere. También ha sido una de las películas más ignoradas del pasado año, pese a que contó con cierta promoción, fue valorada por la prensa especializada y se estrenó en cines. Su nula presencia en premios y festivales nos hace preguntarnos si su pobre relevancia se debe a conflictos de producción y distribución, a cuestiones políticas, a la mala suerte o una falta de solidez de la película.
Lo cierto es que ‘Asedio’ resulta una obra realmente sorprendente por algo primordial. Estamos muy acostumbrados a ver películas de género fuera del cine español, propuestas que se acercan al terror, a la acción e incluso al cine social de una forma completamente arriesgada y estimulante. Sin embargo, no estamos habituados a ver este tipo de obras dentro de nuestro país. Por ello, nos encontramos, ante todo, con una película valiente, un soplo de aire fresco que ambiciona a mucho más de lo que realmente consigue.
Pero tal vez solo con ese intento es suficiente. ‘Asedio’ nos ofrece un chute de adrenalina inigualable y nos introduce con brusquedad dentro de un universo propio, cuyas bases resultan fáciles de reconocer para aquellos amantes del terror de John Carpenter, por poner un ejemplo. Todo lo que sentimos en la butaca está pensado y elaborado de la mejor forma posible, desde sus trepidantes planos secuencias, su juego de luces y colores y la vulnerabilidad-fortaleza de su protagonista, interpretada por una Natalia de Molina que nos demuestra toda su talento.
Por otro lado, cabe señalar la acertada sensibilidad que desprende la obra hacia el conflicto de clases, la diversidad racial y la inmigración, dando el lugar que se merece a las personas de origen africano, su cultura y la cruel realidad en la que se ven inmersos. En este sentido, también nos encontramos con una película valiente, que no tiene miedo de hablar de todo aquello que otros ignoran o utilizan para desinformar, esparcir el miedo y, con él, el conflicto, el racismo y la discriminación que, por desgracia, invade a nuestra sociedad actual.
Por todo ello, ‘Asedio’ es una película que funciona desde su inicio hasta el final, que nos mantiene atentos y que nos deja espacio para empatizar y entender aquello que no siempre vemos (o queremos ver). Sin embargo, su excesiva ambición se hace especialmente palpable en lo relativo a la historia y su guion, donde algunos detalles no encajan lo bien que deberían, rompiendo con la coherencia propia del universo que presenta. Un ejemplo de ello es la repentina evolución de la protagonista, quien parece descubrir la verdadera crueldad de la realidad que la rodea demasiado pronto, sin que seamos conscientes de sus dudas, miedos o reticencias.
Tal vez sea por esos pequeños fallos por lo que, pasado los días, la obra se diluya lentamente en nuestra memoria, como una gran ejercicio físico que te deja unas agujetas que tienes presentes hasta que, simplemente, desaparecen. Pese a ello, nos ofrece un visionado apasionante y, aunque su ambición penalice ciertos aspectos, nos sirve para acercarnos a una propuesta de género y una reflexión social de lo más estimulante.
Puedes leer nuestra crítica del festival y del estreno y verla online en Prime Video
Recuerda que la segunda parte de este artículo está en camino.