Rowdy Critica
Tres años y medio de cárcel. Es la pena que se pidió en México para Kyle Busch, dos veces ganador de la Copa NASCAR, tras descubrirse una pistola en su equipaje. Él alegó que había olvidado que estaba ahí. Esta es la último polémica de un piloto tan bueno en su trabajo como controvertido en su faceta personal. ‘Rowdy‘ es el documental que Amazon Studios ha preparado para él (de momento, solo se puede ver en Amazon Freevee, plataforma gratuita de streaming con anuncios disponible en Estados Unidos).
La gigante del streaming ha encontrado un auténtico filón en los documentales deportivos. Maradona, Sergio Ramos, Alexia Putellas… muchas figuras y equipos (Real Madrid y Fútbol Club Barcelona, por ejemplo) han encontrado en la plataforma un lugar idóneo para ser protagonistas de un retrato relativamente amable.
Kyle Thomas Busch es uno de los últimos nombres en sumarse a tan ilustre lista. Reconozco que no sé absolutamente nada de NASCAR, por lo que he ido completamente a ciegas con esta propuesta. Tras verla, confieso que me ha entretenido, pero no me ha aportado nada especialmente memorable… salvo algunos hallazgos interesantes que, eso sí, parecen inconscientes.
Guion previsible, factura técnica funcional
El guion de ‘Rowdy’ es lineal y poco sorprendente. Tras mostrar el precoz éxito de Busch, se suceden las victorias, las derrotas y los conflictos hasta llegar a un grave accidente que casi acaba con su carrera (o algo peor). Entonces, el foco emocional se sitúa en el sufrido y milagroso regreso. Por último, la obra se esfuerza por mostrar a un entregado esposo y padre de familia representante del ideal conservador de familia estadounidense.
En líneas generales, eso es lo narrado. Es una experiencia amena, salpimentada por declaraciones de rivales, compañeros, familiares y el propio Busch, así como por imágenes de archivo de, principalmente, las carreras. En ese sentido, el montaje (el corazón de cualquier documental) es previsible, aunque funcional.
Asimismo, desde el punto de vista técnico, la fotografía es sólida, pero artísticamente intrascendente. El sonido, por su parte, también cumple su cometido, destacando el rugido de los motores en las imágenes rescatadas de las retransmisiones televisivas. De esta manera, estos elementos no regalan ningún hallazgo memorable.
Lo que de verdad muestra ‘Rowdy’ (sin pretenderlo)
Por lo tanto, ¿qué es lo más interesante del visionado de esta ‘Rowdy’? Sin duda, la certera aunque, probablemente, no buscada plasmación de un entorno deportivo entregado a la masculinidad tóxica, la competitividad ultraneoliberal y una violencia frecuentemente explícita que incluye golpes y, lo que es peor, accidentes automovilísticos premeditados.
Esa masculinidad incapaz de gestionar civilizadamente emociones o conflictos (tema presenta en la galardonada ‘As bestas’) adquiere un rasgo casi trágico al contar con un componente generacional reflejado en las figuras del padre, el hermano (el también piloto Kurt Busch) y su hijo, quien entra en el mundo de las carreras desde muy pequeño bajo la mirada atenta de su padre.
Así, estos hombres se revelan como piezas de un engranaje testosterónico que se retroalimenta a sí mismo a base de gasolina, ruedas, asfalto y un desquiciado concepto de la meritocracia. Por su parte, ver un automóvil forrado con publicidad de M&M’s es hilarante y una demostración obscenamente palpable de que el capitalismo más desatado se encuentra inserto en los genes de este deporte.
En cuanto a Samantha Busch, la compañera de Kyle, también encarna hasta la parodia el prototipo de perfecta esposa y madre. Para hacerse una mejor idea de este personaje, parece necesario ver ‘Racing Wives‘, un reality en el que ella participa junto a otras mujeres casadas con pilotos de carreras y que nos permite echar un vistazo a su día a día. Si no tienes tanto tiempo, este fragmento puede, al menos, permitirte comprobar que Samantha desprende cierto autoritarismo y paternalismo a la hora de relacionarse con, en este caso, una potencial mujer piloto de Kyle Busch Motorsports (KBM), el equipo de NASCAR del que Kyle y ella son propietarios.
Todo esto lleva a una accidental y precisa exposición de algunos de los elementos constituyentes de los propios Estados Unidos: la obsesión por el éxito, el miedo patológico a la debilidad, la necesidad de mercantilizar cualquier mínimo resquicio, la defensa del american way of life como suprema filosofía vital basada en una falsa meritocracia…
Welcome to the Jungle
En definitiva, ‘Rowdy’ es un trabajo al servicio de facilitar una imagen amable de Kyle Busch (el tramo final no esconde sus cartas en ese sentido) sin logros artísticos mayúsculos, pero que se deja ver aunque no sepas nada sobre NASCAR. Sin embargo, sus mayores virtudes se hallan en lo que transmite sin pretenderlo: la imagen de un deporte y una sociedad performáticas, aceleradas y salvajes que se muestran ante nosotros con menos pudor del esperado en un producto de esta naturaleza.