Análisis Citizen Sleeper 2 PS5 – Rol indie de calidad
El rol está de moda. Así lo demuestra el incuestionable éxito de ‘Baldur’s Gate 3‘, título con el que Larian Studios llegó a conquistar el premio principal de los Game Awards en 2023. A un nivel (aún) más independiente, ‘Citizen Sleeper‘ sorprendió en 2022 con un espíritu rolero bien integrado y una historia profunda. Pues bien, Jump Over the Age (o, lo que es lo mismo, el todoterreno Gareth Damian) pretende llevar más allá los pilares de la obra original con ‘Citizen Sleeper 2: Starward Vector‘.
La libertad deja cicatrices
El juego sigue a un sleeper, un robot con un alma humana en su interior, que busca huir del trabajo esclavo al que estaba sometido por una gran empresa. La situación se complica por la amnesia que sufre el protagonista y la persecución implacable ejercida por Laine, un cazador que no descansará hasta quebrar definitivamente esta lucha por la libertad.
La narración puede recordar al acercamiento visto en el celebrado ‘Disco Elysium‘, pues el relato literario de los hechos se articula en un panel situado en el lado derecho de la pantalla, donde se suceden profusas y ricas descripciones, una sólida construcción de personajes y un encadenamiento de hechos que alterna con inteligencia el reposo y la acción.
Lo expuesto cuenta con una sólida carga emocional y se sumerge en cuestiones sociales y políticas que apelan a no pocas de las inquietudes que planean sobre amplias capas de la humanidad en el alocado contexto global actual. Por desgracia, el hecho de no contar con versión en castellano puede dificultar el seguimiento de la trama a muchos jugadores o, directamente, imposibilitarles la experiencia.
Tu vida está en los dados
Una parte importante de ‘Citizen Sleeper 2: Starward Vector‘ se centra en la lectura de texto y en la toma de decisiones a partir de lo contenido en él. Dicho esto, el corazón jugable de la propuesta se encuentra en la mecánica de dados presente en ella, clave para enraizar el juego en la tradición rolera.
La partida se divide en ciclos, de manera que, al inicio de cada uno, se asignan aleatoriamente dados con distinto valor; el jugador puede utilizar cada uno de estos dados para acciones concretas, de modo que, cuanto más alto sea el número, más probable es que el resultado del movimiento sea exitoso.
A su vez, estas acciones están asociados a habilidades. En este punto, cabe decir que, al empezar el juego, se debe elegir entre tres clases: operador, maquinista o extractor; cada una de ellas maneja con maestría una habilidad, es inútil en otra y se mantiene en un punto neutro con las demás, aunque podrá mejorarlas más adelante. De este modo, la conjunción del número de los dados y las habilidades enlazadas a las acciones va a marcar en gran medida los fracasos y las victorias que se consigan.
Pero eso no es todo. Los dados tienen su propia barra de salud, que puede resentirse cuando el nivel de estrés de los personajes sube debido a los acontecimientos y al resultado de las tiradas. Si la salud se agota por completo, el dado se rompe y aunque puede ser reparado con los recursos suficientes, las posibilidades del jugador se ven sensiblemente limitadas cuando sucede esto.
Todos estos elementos añaden una complejidad que, matizada por un tutorial bien diseñado y la existencia de tres niveles de dificultad, pone a prueba la capacidad estratégica del usuario. Puede abrumar al inicio, pero se acaba generando una dinámica adictiva que se mantiene fresca a lo largo de las horas de juego.
Emoción y peligro
La simbiosis entre jugabilidad e historia alcanza una gran intensidad con los contratos que deben ser ejecutados en aquellas localizaciones independientes de los escenarios principales. La clave está en que la sensación de urgencia es mayor por dos motivos: por un lado, los personajes consumen alimentos al inicio de cada ciclo y cuando se acaban los que se han llevado a la misión, empiezan a pasar hambre y la barra de energía puede agotarse trágicamente; por otro lado, las acciones que acaban en fracaso suman puntos a un medidor de daño que, cuando alcanza su punto máximo, hace que el éxito del trabajo sea imposible.
Asimismo, la estancia en los escenarios principales se ve condicionada por la caza del mencionado Laine, quien se irá acercando a medida que los ciclos vayan sucediéndose. Esto impide al jugador relajarse excesivamente, pues debe dilucidar seriamente cómo aprovechar cada turno al máximo sin malgastar el preciado tiempo del que dispone.
Estas decisiones permiten a ‘Citizen Sleeper 2: Starward Vector‘ transmitir visceralmente a quien juega el peligro inherente al viaje de los protagonistas, consolidando una ligazón empática que aleja a la propuesta de caer en un acercamiento demasiado cerebral, frío o aséptico.
Elegancia, belleza y funcionalidad
En lo que se refiere al apartado visual, el acabado es notable. Así, los diseños de los personajes son coherentes, tienen personalidad y sirven para definir o reforzar algunos de los aspectos más relevantes de estos. Por su parte, los escenarios cumplen con su cometido a la hora de contextualizar los hechos sin caer en excesos que pudieran provocar fatiga a quien sostiene el mando.
En general, la interfaz apuesta por un minimalismo elegante que expone a simple vista toda la información relevante (medidores, dados disponibles, lugares que visitar…). Los controles también están lo suficientemente simplificados, lo que resulta vital para acercarse a la compleja mecánica de dados sin obstáculos innecesarios.
La obra se ve coronada por un apartado sonoro en el que destaca la música de Amos Roddy, quien genera una atmósfera etérea y cargada de transcendencia que sienta genial a esta cruenta huida en gravedad cero.
Conclusión
‘Citizen Sleeper 2: Starward Vector‘ constituye un estupendo ejemplo de rol indie sofisticado. Su mecánica de dados es profunda, compleja y adictiva, mientras que su historia alcanza un notable calado emocional y esconde pertinentes reflexiones sociopolíticas. La propuesta se ve realzada por un elegante apartado visual y una banda sonora que encaja con el universo del juego.
Puntos positivos:
- Mecánica de dados profunda y divertida.
- Historia bien escrita.
- Interfaz elegante e inteligente.
Puntos negativos:
- Puede abrumar al inicio.
- Su abundante texto puede espantar a no pocos jugadores.