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Majula: un lugar al que regresar

"Majula y limón"

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Dark Souls II es el Dark Souls menos querido de todos los Dark Souls. Meme; referencia y partido. Ahora toca ponerse algo serio porque, a día de hoy, seguimos sin obtener muchas explicaciones del desarrollo y de muchos de los aspectos de la segunda entrega de la saga emblema de From Software. Muchos recordaran cuando presentaron esa infame y falsa presentación en el E3 de 2013; siendo luego una sombra de lo que nos prometieron en lo que a gráficos y rendimiento decían. Aún así, a pesar de todo… Dark Souls II cuenta con algo que no tiene ninguno de los trabajos anteriores y posteriores de Hidetaka Miyazaki o en sus variaciones, como lo fue Bloodborne o Sekiro: Shadows Die Twice.

Cuando creemos a nuestro personaje, aparecemos en una nada que nos encamina por el Altar Encantado. Cuando entramos en una cabaña, al avanzar por el camino, encontraremos a las Guardianas de fuego, una suerte de pequeñas brujas que visten de rojo y que, efectivamente, son otro de los NPCs que From Software mete para reírse de ti; con sus característicos: «ji, ji, ji» de la saga. Al salir de aquí y seguir el tutorial, saldremos de ese horrible lugar y llegaremos al único reducto de paz que hay en Dark Souls o en cualquier juego del estudio: «Majula».

Cuando llegamos a la entrada del pueblo, suena una melodía que hace que tus miedos se apaguen y puedas tranquilizarte mientras estés por estos lares. En Majula hay unas contadas casas; cada una con su dueño e historia que narrarte. Desde el herrero que no puede abrir ni su propia herrería – porque ha perdido la llave para entrar – pasando por un comerciante que no inspira seguridad ni confianza sobre sí mismo; hay signos de que otrora vez fue una aldea muy transitada, antes de la guerra de los humanos y los gigantes en al región de Drangleic.

Otra cosa que fascina es que Majula siempre será nuestra «base de operaciones», con diferentes bifurcaciones y direcciones a las que ir. Pase lo que pase, mueras lo que mueras y triunfes donde triunfes; siempre volverás. Por supuesto, sin desmerecer nada de ello, al lado de la hoguera que da paso al acantilado, se encuentra Shanalotte; la Heraldo de Esmeralda que basicamente nos ayudará transfigurando nuestras almas en niveles y ayudando a mejorar los frascos de estus.

Sabemos las bondades que nos ofreció Dark Souls; el alto nivel y cambio de jugabilidad en Bloodborne, incluso Dark Souls 3 también quiso arriesgar en el combate y deleitó a los fans de la primera entrega con un contenido de fanservice digno de una producción de Marvel Studios. Ni hablemos del giro hacia el ritmo en Sekiro: Shadows Die Twice y en nuestra próxima incursión hacia el mundo abierto de Elden Ring. Este texto tocaba hablar sobre Dark Souls 2 y realmente no fue tan mal juego, si un mal «Souls» y un tanto injusto en las mecánicas, pero había momentos en los que ningún juego de From Software ha podido siquiera alcanzarlo.

La magia que Majula transmite es única en su especie. Los recovecos, la música creada por el mítico compositor y maestro Motoi Sakuraba quiere ambientar la aldea desolada. A día de hoy, cuando viajamos allí, todavía ves a los fantasmas de otros jugadores pululando por ahí y muchos se paran en el mural que está al lado del acantilado y lo podemos entender, francamente. Ver el oleaje o incluso avistar otros lugares de Drangleic.

Pocas veces aparece algo como Dark Souls y pocas veces llegamos a tener en la conversación sobre los puntos fuertes de la saga… pero está claro que, a pesar de todo, Majula debería entrar en la conversación y no debería ser olvidada ya que es la identidad de la secuela de uno de los mejores juegos de la historia del videojuego.

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